GIJÓN. J. M. CEINOS - Domingo, 04 de abril de 2010
El malagueño Antonio Ortega Mata tiene 91 años, y desde hace 72 tiene muy guardada en su memoria una anécdota que le ocurrió en Gijón en la Semana Santa de 1938, cuando con otros cuatro malagueños, todos ellos marineros de la Armada nacional en plena Guerra Civil, rasgaron el silencio de la procesión de Viernes Santo con una saeta, un hecho insólito en tierras norteñas, pero natural en las manifestaciones religiosas del sur de España.
Cartel anunciador de la Semana Santa de Gijón del año 1944.
Es la saeta, dicen los expertos, «en principio una oración sin melodía» que «se ha convertido en uno de los cantes andaluces más bellos y sensibles» (Andrés Bernal Montesinos), y «las letras que conocemos evocan a un momento de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, del dolor de la Virgen (...) Hay otras que son puros y simples piropos a la Virgen o al Señor».