lunes, 29 de febrero de 2016

Prensa: "La Semana Santa es intocable", asegura el pregonero de los Estudiantes




"Los cofrades hacéis grande Oviedo", alienta Manuel Santiago, médico sevillano y capataz de 2.000 costaleros, entre ellos los de la Macarena

29.02.2016/J. MORÁN

"La Semana Santa es intocable, y hacerlo nos dañaría a nosotros mismos". Lo sentenció ayer Manuel Santiago al pronunciar el V Pregón del Costalero de Oviedo en la capilla del edificio histórico de la Universidad de Oviedo, en un acto organizado por la Hermandad de los Estudiantes. Santiago (Sevilla, 1957), es un primer espada de las procesiones de su tierra, maestro de capataces, y de quien dependen unos 2.000 costaleros de la capital del Guadalquivir, pues todos y cada uno de los días de su Semana Santa, desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, saca cofradías a las calles, destacando como capataz del Palio de la Macarena (en la "madrugá" de Viernes Santo), tal vez el paso más representativo y célebre de la Semana Santa española.


Antonio Santiago vela también por las cervicales de los costaleros, dada su condición profesional de médico y de promotor de los congresos nacionales de capataces y costaleros para la prevención y tratamiento de lesiones.

Por parte del Ayuntamiento solamente asistieron al pregón los ediles del PP Agustín Iglesias Caunedo y Gerardo Antuña Peñalosa, ambos cofrades de la Hermandad.

Su pregón fue una pieza genuina del estilo andaluz de tal género. Combinó reflexiones y evocaciones en prosa con secciones en verso cuya cadencia se iba acelerando a la vez que el pregonero elevaba el tono de su voz hasta llegar a un apoteosis que arrancaba las ovaciones de los presentes.

Por su pregón desfilaron ayer su tío, Gonzalo "el pingüino", a quien, tras su fallecimiento, el propio Santiago amortajó con su faja y su costal (paño para la cabeza con una almohadilla en las cervicales). El pregonero evocó asimismo la estirpe de "Los Santiago", inaugurada por su propio padre -que fue discípulo del capataz Salvador Dorado, "el penitente"-, y continuará con su hijo, también Antonio de nombre. Pero en el pregón hubo también espacio para "el aguador, que suministra el agua a los costaleros", o para una secuencia procesional en la estrechísima calle sevillana de Placentines, "que para mí es la calle del Padrenuestro, porque mi padre ponía a rezar allí a los costaleros antes de atravesarla".

Otra escena emocionante que evocó Santiago fue la de una procesión de la Macarena, cuando, fuera de programa, ordenó que el inmenso paso girara "para que una señora mayor que estaba de rodillas en su balcón pudiera ver de frente el rostro de la Virgen". Aquel día temió "que me despidieran como capataz", pero, sin él saberlo previamente, lo que había hecho era proporcionar una gran emoción a aquella mujer, que había perdido a su hermana dos meses antes y además había sufrido el desvalijamiento de su casa. En otro bloque de su pregón, describió "la raza costalera", cimentada sobre la "tradición, el valor espiritual y el anonimato".

Al final del pregón, Santiago elogió a los costaleros ovetenses "porque estáis haciendo grande a esta ciudad y a sus devociones". A continuación hizo entrega de un simbólico objeto a su discípulo ovetense Iván Rodríguez Zapico, capataz de los pasos de los Estudiantes. Se trataba de un llamador, o martillo de órdenes, el instrumento que manejan los capataces para guiar a los costaleros en su tarea bajo los pasos. Donado por varios cofrades, será colocado en los pasos de los Estudiantes a partir de este año.




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