En Jesús Nazareno de la Pasión el escultor ha condensado en la cabeza y las manos del Nazareno toda la tensión dramática
Alfonso Vázquez, 30.12.2013.
«Málaga cuenta con la obra maestra de Luis Ortega Bru, es una obra hecha a conciencia», sentencia el profesor titular de Historia del Arte de la UMA Juan Antonio Sánchez López.
A su juicio, Jesús de la Pasión es una síntesis del arte del gaditano Luis Ortega Bru (1916-1982) y para comprender su arte hay que entender su vida, la de un artista que tuvo una experiencia traumática: «Su familia fue objeto de la represión franquista, sus padres fueron fusilados y él mismo estuvo a punto de seguir el mismo camino; eso fue algo que le marcó muchísimo».
Y si en la escultura griega impera el ideal atlético por el que un cuerpo fuerte es el único que puede albergar un espíritu fuerte, salvando todas las distancias el doctor en Historia del Arte considera que en Ortega Bru se da la misma tragedia que Miguel Ángel: «El físico frágil no acompaña al espíritu fuerte y tempestuoso».
Todas estas luchas interiores psicológicas se reflejan en una obra en la que la belleza «no es la clásica, es una belleza en la que prima el espíritu torturado y la tensión» y que puede verse en Jesús de la Pasión.
Para Juan Antonio Sánchez López, Ortega Bru es, junto con Juan Manuel Miñarro, «el gran innovador en la escultura procesional andaluza del siglo XX» por una producción artística en la que se dan cita la tradición y una modernidad «rabiosa». El profesor ve claras influencias en la obra del gaditano de la estética del mencionado Miguel Ángel y sus figuras corpulentas, pero también de la escultura castellana (Alonso Berruguete y Juan de Juni) y algo de la andaluza «sobre todo Montañez». En cuanto a al aporte moderno, el experto lo encuentra en el expresionismo: «Se basa en la distorsión de la forma para primar el fondo».
Y este espíritu torturado y la tensión se plasman en una de las tallas más impresionantes de la Semana Santa de Málaga, Jesús de la Pasión. «La tensión puede verse en las venas, en la boca, en la mirada... incluso le gusta utilizar para la pupila un tono miel que se emplea también en el XVI, es un tono que no es claro ni oscuro y le da un efecto vidrioso para enfatizar la pupila».
Y siguiendo con la cabeza de la talla, el profesor cuenta que la intención del artista es dar una impronta de la imagen de Cristo como un coloso, «además de que el juego de trepanar la barba y el cabello es darle potencia a la cabeza», sin que por ello resulte desproporcionada con respecto al resto, aunque pueda dar la impresión precisamente por esa fuerza.
Juan Antonio Sánchez López también destaca que, al ser una figura vestida, «la emoción se focaliza en el rostro y en las manos».
Jesús Nazareno de la Pasión marcó sin duda de una forma muy honda a la Cofradía de la Pasión porque «el primitivo Cristo nunca llegó a entrar en la Catedral y la primera vez fue estrenando el Señor en 1977. Con la Pasión es un poco cuando la puerta de la Catedral de Málaga empezó a entreabrirse», plantea. Fue un regreso a los orígenes, porque como recuerda, la estación de penitencia en la Catedral se institucionaliza en Málaga a finales del siglo XVI, antes que en Sevilla, que lo inició a principios del XVII. De nuevo la Guerra Civil «o incluso antes», provoca que se pierda la memoria histórica, recuperada con la Cofradía de la Pasión y la obra maestra de Luis Ortega Bru, un nazareno inolvidable.
Fuente LA OPINIÓN DE MÁLAGA:
http://www.laopiniondemalaga.es/semana-santa/2013/03/25/obra-maestra-luis-ortega-bru/576420.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario