"El Garlochí" es un local sin igual, un derroche barroco en forma de bar en el número 26 de la calle Boteros. El propietario de este conocido local de la capital andaluza es Miguel Fragoso Bautista, natural de Sevilla, criado en una familia de siete hermanos del barrio del Cerro del Águila y padre de dos hijos.
Miguel Fragoso tuvo una visión que se materializó el 15 de junio del 1978 y la llamó "Garlochí" por el poema de Rafael de León, que terminó siendo una canción de Isabel Pantoja. “Ven y espérame, ven junto a mí. Y te daré, mi garlochí”. Que en caló, la lengua de los gitanos, significa corazón. Se trata de un local en dónde se consuma la apoteosis barroca del mundo cofrade, en cuya decoración se mezclan imaginería, orfebrería o pintura, y por supuesto siempre presente el maravilloso aroma de la "Sevilla eterna", dónde el terciopelo empapa del aroma de azahar y el olor a incienso.
Entre las bebidas más populares del local está "La Sangre de Cristo", Miguel Fragoso cuenta en una entrevista concedida al diario "El Español que - "angustiado por la duda, recurrió a su viejo amigo Francisco de Gil Delgado, doctor en Derecho Canónico y licenciado en Derecho Civil y presidente del Tribunal Eclesiástico de Sevilla, para consultarle si el nombre de sangre de Cristo, una mezcla de champán, granadina y güisqui que se vende a seis euros la copa, con el que una clienta había bautizado a su cóctel estrella podía llegar a ser sacrílego. “Paco, ¿tú crees que el nombre de la sangre de cristo es malo o irreverente?”, le preguntó. Y esta, recuerda el hostelero, fue la respuesta: “No, Miguel, si las cosas se hacen con cariño, con gusto y no para reírte, no pasa nada”. Y habiendo conseguido los parabienes de la Iglesia siguió con lo suyo.
Celestino Rodríguez Argüelles, María del Carmen Imaicela Pinzón, Pablo Baragaño García y Iván Rodríguez Zapico, de la Hermandad de Los Estudiantes de Oviedo, junto con el escultor Jaime Babío (de verde) en "El Garlochí", el 3 de marzo de 2019.
Iván Rodríguez y Pablo Baragaño de la Hermandad de Los Estudiantes de Oviedo, junto Miguel Fragoso (en el centro) propietario de "El Garlochí", el 3 de marzo de 2019.
Además, el propietario de "El Garlochí" se define como una persona muy creyente, y comenta que en su local "no hay nada de sacrílego: si las imágenes han estado bendecidas o en una iglesia, no están en el bar. Tenemos mucho respeto". En cuanto a Asturias, hay que destacar la excelente relación que mantiene Miguel Fragoso, propietario de este afamado local sevillano, con la Hermandad de Los Estudiantes de Oviedo, a cuyos hermanos y Miembros de la Junta de Gobierno, siempre recibe con los brazos abiertos, como se pudo comprobar en la visita realizada el 3 de marzo de 2019, a la que acudieron Celestino Rodríguez Argüelles, María del Carmen Imaicela Pinzón, Pablo Baragaño García y Iván Rodríguez Zapico,
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