La Hermandad de Estudiantes, organizadora del Trail que unió el Monsacro y la Catedral, califica de éxito la jornada y ya piensa en 2022.
C. LAMUÑO. 12·09·21
Alfonso II el Casto volvió a pisar su plaza y a transportar el Arca Santa desde el Monsacro hasta la Catedral. Y, con él, todo el ejército. El de la época gracias a la recreación histórica organizada por la Hermandad de Estudiantes, el actual colaborador y patrocinador de la jornada. A las puertas de la Catedral, monseñor Jesús Sanz Montes recibió al Rey y a su séquito a las 11.00 horas. Pero la gran carrera de las Reliquias había empezado mucho antes. El gran evento deportivo de la Hermandad, el Trail Desafío Reliquias-Perdonanza, que sigue la ruta de 27 kilómetros realizada en el año 808 por el monarca asturiano, comenzó mucho antes en La Foz de Morcín.
Hubo quien hizo noche en el Monsacro. Otros llegaron a las nueve de la mañana a La Foz. “No estamos ante una carrera más”, adelantaban los organizadores. Una afirmación que se refería, en especial, al recorrido. Principalmente por su historia, pero tampoco era una carrera apta para cualquiera. De hecho, había una categoría especial para las Fuerzas de Seguridad, el Ejército y los equipos de Emergencias.
La plaza de la Catedral, según iban llegando los corredores, se convirtió en una fiesta. El Rey Casto y su séquito, perfectamente uniformado, comiendo platos de paella. Los militares, uniformados, departiendo con los deportistas vestidos con mallas técnicas. Jolgorio y abrazos frente al jardín de los Reyes Caudillos.
El más rápido en recorrer los 27 kilómetros que separan La Foz de la Catedral fue Ciro Canseco. Lo hizo en solo dos horas y treinta y seis minutos. La más rápida de las mujeres fue Anabel Nogueiro, que tardó tres horas y veinticuatro minutos. En la carrera de los Estudiantes hubo “solo” 300 corredores. Iván Zapico, caracterizado como uno de los soldados del Rey Casto, explicaba que esa cifra se quedó ahí por las limitaciones del Principado: “Hubo que dejar a gente fuera”. Así, en la Hermandad ya piensan en lo que pasará tras la pandemia. El año que viene, anuncian, volverán a hacerlo. Y, entonces, el evento crecerá.
En su primera edición han conseguido el apoyo no solo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, también de numerosas marcas y del Ayuntamiento de Oviedo. El concejal de Turismo y Hostelería, Alfredo García Quintana, estuvo presente durante la entrega de premios junto a la Catedral. Unas pacas de paja frente a la estatua del Rey Pelayo, recortada contra la piedra de la Catedral y con la réplica del Arca Santa detrás. “Esto lo tienen en León y Sevilla y vamos...”, decía Zapico, dejando la frase a medias, a sabiendas de que se entendía. “Esto es lo que tiene que hacer esta ciudad, apostar por lo suyo... El Camino lo inventamos aquí”, recordaba.
La carrera, además de esfuerzo titánico y reivindicación de la historia de la región y de su capital, también tuvo su parte emotiva. Uno de los organizadores de la carrera, Iván Llosa Vargas, había fallecido unas semanas antes en un trágico accidente de camión en Pajares. Los miembros de su cofradía quisieron hacerle un homenaje incorporando un nuevo premio a la carrera que había ayudado a diseñar: un memorial en su nombre que se le entregará a los más rápidos en llegar a las capillas del Monsacro. Las encargadas de entregar los premios fueron su viuda y su hija. Entre lágrimas y aplausos se cerró el momento más sentimental en recuerdo “de un amigo”, de “alguien querido por todos”.
El Trail Desafío lleva también por nombre el de la Perdonanza. La fecha de la carrera de los Estudiantes no ha sido casual. Se ha elegido el sábado anterior al 14 de septiembre, Día de la Santa Cruz, inicio del Jubileo que se conoce como “La Perdonanza”, origen de las Fiestas de San Mateo. El año que viene, salvo contratiempo, repetirán fecha y recorrido, la que dicen que es “el origen del origen del Camino”, la etapa cero del Camino de Santiago.
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