En medio del bullicio y la solemnidad de las procesiones de Semana Santa, hay una figura que a menudo pasa desapercibida pero que desempeña un papel crucial en la labor evangelizadora de esta celebración: el costalero. Estos hombres, ocultos bajo el peso de los pasos, pegados a la dura trabajadera, llevan consigo una carga física pero también espiritual, transmitiendo un mensaje profundo de fe a través de su sacrificio y devoción.
Al igual que Jesús cargó con la cruz en su camino hacia el Calvario, los costaleros llevan sobre sus cuellos las imágenes que representan los momentos sagrados de la Pasión de Cristo. En este acto de humildad y entrega, reflejan la disposición de seguir los pasos de Jesús, compartiendo su carga y testimoniando su amor redentor al mundo.
El trabajo del costalero no es solo físico, sino también espiritual. En medio del esfuerzo y la fatiga, encuentran un espacio para la oración y la reflexión, conectándose con la experiencia de Jesús en su Pasión. En cada paso, en cada movimiento, ofrecen su sacrificio como una expresión de amor y devoción a Jesús y a su Madre.
La labor evangelizadora del costalero se manifiesta en su testimonio vivo de fe. Su presencia en las calles durante la Semana Santa es un recordatorio poderoso de la pasión y la muerte de Jesús, pero también de su victoria sobre el pecado y la muerte. A través de su ejemplo de servicio y entrega, como Simón de Cirene, invitan a otros a reflexionar sobre el significado más profundo de esta celebración y a profundizar en su propia relación con Dios.
Además, el trabajo en equipo y la camaradería entre los costaleros reflejan la comunión y la solidaridad que caracterizan a la comunidad cristiana. En medio del esfuerzo compartido, se fortalecen los lazos de amistad y fraternidad, creando un ambiente propicio para el crecimiento espiritual y la comunión entre hermanos en la fe. El costalero ensaya casi todo el año, y esa labor que se hace en la calle, también implica que la gente que los ve a cada ensayo, al contemplar la parihuela recuerden la Pasión de Cristo y su Resurrección.
En última instancia, la labor evangelizadora del costalero trasciende las palabras y se manifiesta en el lenguaje universal del amor y la entrega. A través de su servicio humilde y desinteresado, con el sencillo uniforme del costal, la faja y la alpargata, proclaman el mensaje eterno de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, invitando a todos a unirse en la experiencia de la salvación y la esperanza que ofrece el Evangelio.
Que en esta Semana Santa podamos reconocer y valorar el testimonio valiente y generoso de los costaleros, y que su ejemplo nos inspire a vivir con pasión y devoción nuestro propio llamado a ser discípulos misioneros de Jesucristo. Que su labor evangelizadora continúe siendo una luz en medio de la oscuridad, guiando a otros hacia el amor redentor de Dios.
¡Que Dios bendiga a todos los costaleros y los llene de gracia y fortaleza en su labor evangelizadora durante esta Semana Santa y siempre!
Fotos: ABC, Ray Porres, VV. AA.
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