miércoles, 24 de julio de 2013

Cofradía Santiago Apóstol de San Lázaro del Camino de Oviedo





Historia de la Cofradía de Santiago
En septiembre de 1990, y aprovechando el cambio de nombre de la parroquia de San Lázaro de Otero a San Lázaro del Camino, D. Celestino Castañón impulsó la creación de la Asociación Astur-Leonesa, cuyo comienzo fue la peregrinación el día 14 del mismo mes, desde la Colegiata de San Isidoro de León al Salvador de Oviedo. A pie, en bicicleta y en autocar, siguiendo así el rumbo que miles de peregrinos hicieron durante siglos a las reliquias de la Catedral Ovetense, la Sancta Ovetensis.

Más adelante, el 8 de junio de 1997, mueve de nuevo a los feligreses de la Parroquia de San Lázaro del Camino a iniciar otro camino, esta vez rumbo al Apóstol Santiago, siguiendo el curso del Camino Primitivo, recorrido por Alfonso II, y como no podía ser de otra forma, con la visita previa a San Salvador. Este primer Camino unió a un grupo de personas que más adelante, en el año 2004, se formalizaron en la Cofradía Santiago Apóstol de San Lázaro del Camino de Oviedo.







Por qué una Cofradía: fines y objetivos
En mayo de 2004, el Arzobispo de Oviedo, Don Carlos Osoro Sierra, aprueba los Estatutos de la Cofradía Santiago Apóstol a tenor de los cánones 299 y 322 del Código de Derecho Canónico, y el 8 de octubre de 2004, Don Celestino Castañón González, Don Miguel Ángel García Martínez, Doña Rosa María Valle García, Doña María José Suárez Cabal y D. Javier Sergio Vázquez Alvarez, firmaron el Acta Fundacional de la misma. 





La idea de crear una Cofradía dedicada a Santiago era y es buscar la mayor integración posible del movimiento que surgía a partir de los Caminos al Apóstol con la Iglesia.


Como se recoge en sus estatutos, de manera resumida, sus objetivos fundamentales son:

  • Fomentar el culto al apóstol Santiago y a San Salvador de Oviedo. Asimismo se fomentará la peregrinación al Sepulcro del Apóstol Santiago.

  • Ayudar a la vida cristiana de los cofrades procurando su inserción dentro de los planes pastorales diocesanos y los ámbitos parroquiales, arciprestales y de las vicarías territoriales.


Persiguen dar al camino un sentido cristiano, y para ello tuvieron la suerte de contar en la mayoría de sus viajes con un sacerdote, todo un lujo. Primero fue Don Celestino, luego cuando sus obligaciones le impedían acompañarlos tomó el relevo Don Rosendo, en ocasiones también Don Gerardo, siempre atentos a la celebración de la Eucaristía antes o después del Camino y que tanto les reconforta, así como a otras oraciones en diferentes momentos durante las distintas etapas.






Durante estos años, han peregrinado a Santiago por los tres Caminos que salen de Oviedo, el Primitivo, el de la Costa y por León deshaciendo el Camino del Salvador y continuando por el Camino Francés. También han peregrinado caminando etapa a etapa a Cortes, pueblo natal de San Melchor de Quirós, al santuario de Nuestra Señora del Acebo en Cangas del Narcea, al Santuario de Nuestra Señora del Cébrano en Teverga, a Nuestra Señora del Carbayu en Langreo, y como no, al Santuario de la Virgen de Covadonga por la ruta de las peregrinaciones o GR-107 que sale de San Esteban de las Cruces. Desde la Cofradía se ha peregrinado (aunque no caminado) a Roma visitando el Vaticano, a Lourdes a Fátima y, en el último año a Caravaca de la Cruz. Otra de las actividades que realizan una vez al año es el hermanamiento con alguna de las parroquias de nuestra diócesis dedicadas a Santiago, donde celebran la Eucaristía: La Manjoya, Boal, Sariego, Caravia Baja, Abres, Carbayín Alto,…













Quiero recordar una de sus tradiciones que llama más la atención cuando les acompañan por primera vez nuevos compañeros de viaje. Instaurada desde el primer día que empezaron esta aventura, es la de caminar media hora en silencio. Es un momento que cada uno aprovecha para hablar con sí mismo. Suele ser entre las 12 y las 12 y media del mediodía, y se finaliza con una oración allí donde se encuentren. Curiosa la estampa y la atención que despierta también entre la gente que les ve cuando en ese momento les toca pasar por una población y van todos en silencio, meditando. Las fuerzas que les da esos momentos no se pueden pagar con nada, como comentan ellos mismos.



Fotografías cedidas por el Archivo de la Cofradía Santiago Apóstol de San Lázaro del Camino de Oviedo.

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