sábado, 30 de agosto de 2014

Jesucristo, Rey del Universo




La Sagrada Imagen Titular de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, realizada por D. José Miguel Tirao Carpio y cuya Bendición Solemne tuvo lugar el 7 de marzo del 2010, vuelve a lucir en la Parroquia de San Francisco Javier de La Tenderina, Sede Canónica del Hermandad y Cofradía de Los Estudiantes, con su túnica morada...








Nuestro Jesús de la Sentencia vuelve a bendecir a los fieles y devotos que acuden a la Parroquia de San Francisco Javier, coronado de espinas y maniatado, tras sufrir el terrible castigo de la flagelación y la coronación, y antes de padecer una cruel muerte. Por eso consideramos interesante incluir el siguiente texto de Fr. Gustavo Gutiérrez OPEl Reino del Hijo: Jesús es condenado a muerte por decirse rey. Así lo afirman sus acusadores; y así lo reconoce el propio Jesús ante Pilato, representante del rey (el emperador romano) cuyo ejército ocupaba Palestina y oprimía a sus habitantes (cf. Lc 23,1-3). Esa condición de rey está en una inscripción colocada en la parte superior de la cruz (cf. Lc 23,38). Ella contrasta con la situación física del hombre clavado en ella: ¿es ese un rey?, ¿de qué reino?

El pueblo, que había escuchado su predicación, miraba desconcertado, consternado quizá, al crucificado. Los magistrados (literalmente, los jefes) que habían sido cuestionados por esa misma predicación se burlaban; disfrutaban su victoria. Aquel que se presentaba como Salvador no es capaz de salvarse él mismo, esto -pensaban‐-lo desprestigiará ante el pueblo (cf. vv. 35-38). Habían entendido mal, una vez más. Pero nosotros corremos también el riesgo de no comprender. Afirmando -por ejemplo- que Jesús reconoce ser rey de un reino puramente espiritual,sin relación con este mundo. El Reino de Dios que proclama el Mesías es una realidad global, nada escapa a ella: “Todo fue creado por él y para él” (Col 1,15), nos dice el hermoso himno cristológico que nos trae Pablo.

La oposición radical no está aquí entre lo espiritual y lo temporal, lo religioso y lo histórico; sino entre poder de dominación y poder de servicio. Jesús no es un rey como los de este mundo, que dominan y maltratan a quienes tienen bajo ellos; no utiliza su poder en beneficio propio, por eso no se salva a sí mismo. El Señor vino a enseñarnos que todo poder (político, religioso, intelectual) está al servicio de los oprimidos y desvalidos.


Fotografías:  Luis Elías López

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