Lunes, 7 de marzo de 2016 - A. Cañadas.
Extraordinario, y en su estilo. Así fue el pregón de la Semana Santa de Guadalcacín que nos ofreció el pasado sábado nuestro compañero Álvaro Ojeda, organizado y convocado pr la Hermandad de la Entrega, entidad que se volcó en una organización perfecta, a la que ayudó, sin duda, el coqueto teatro existente en la localidad, un teatro pequeño y muy "a la mano", que se quedó aún más pequeño ante la expectación creada.
Y no defraudó Alvarito. Para nada. Todo lo contrario. Salió ese Ojeda escondido que muy pocos conocemos, y desarboló a quienes buscaban al tipo histriónico que pega golpetazos en la mesa. No señor. Ese no estuvo. El que estuvo fue el que sabe parar, mandar y templar, el que hace de las cosas cotidianas caldo de cultivo de las emociones, y el que sereno por su cercana ya cuarentena, siguió recordando al inventor de cosas de todo tipo que estudió en Rumasa cuando la hoy cofradía de Guadalcacín no estaba ni en los planteamientos.
Además, todo ello vino acompañado de diversos factores que igualmente sirvieron para que todo tuviera su medida y su espacio: la Banda Municipal 'Maestro Enrique Galán' de Rota, la Cruz de Guía y dos faroles de la Hermandad del Desconsuelo, la presencia de don José Manuel -el párroco- quien estóicamente aguantó lo que se dijo de la ultramoderna imagen de San Francisco que cobija la parroquia de San Enrique y Santa Teresa, o la también presencia del presentador, Andrés Villagrán, quien realizó una presentación simplemente deliciosa.
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