Del pecado, precio mudo,
la Cruz alzó tu sentencia:
puerta al Amor, fiero escudo.
Sobre el madero desnudo
la sombra de la inocencia
venció con silencio rudo.
Y en tu entrega, fiel destello,
la muerte halló su derrota:
resuena el "Consummatum est",
y la esperanza renace en vuelo.
Redentor del Mundo,
Rey de Reyes.
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