Restituyen en Florencia un «San Juan Bautista» del maestro, destrozado en 1936, durante la Guerra Civil, en la Capilla del Salvador de Úbeda.
NATIVIDAD PULIDO / MADRID - 10/07/2013
«San Juan Bautista niño», de Miguel Ángel, tras su restitución. Detalle
No todos los días podemos presumir de que una escultura de Miguel Ángel forme parte del patrimonio artístico español. En 1936, la Guerra Civil española no solo segó miles de vidas; también el arte fue víctima de la barbarie. El 26 de julio hubo un asalto a la Capilla del Salvador de Úbeda (Jaén), reconvertida en garaje. Cuentan que fue obra de la Sección Ferroviaria de Linares de la CNT. Sea verdad o no, algunas de las joyas que atesoraba en su interior fueron destruidas: es el caso de un retablo de Berruguete (fue arrancado y quemado; sólo se salvó la figura del Salvador, que no lograron tumbar).
Los 17 fragmentos recuperados
También se hallaba allí una escultura de 1,3 metros que representaba a San Juan Bautista niño. No tuvieron piedad con ella: la destrozaron. Solo se han conservado 17 fragmentos, entre ellos un trozo de la cabeza, que fue arrojada a una hoguera. El mármol de Carrara del que estaba hecho quedó ennegrecido irreversiblemente. Esa escultura fue modelada por Miguel Ángel Buonarroti, que es como decir que fue esculpida por Dios. Pero la guerra no entiende de genios...
Restitución, no reproducción...
En 1994 los 17 fragmentos viajaron hasta Florencia. Los depositó allí la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, que preside Ignacio Medina, duque de Segorbe. Su destino: el prestigioso Opificio delle Pietre Dure, única institución capaz de obrar un milagro de tal envergadura. Diecienueve años llevan allí los restos. Durante los diecisiete primeros no se tocaron –la restauración sólo se realizó en el último año y medio–: en ese tiempo se llevó a cabo una ardua y exhaustiva labor de investigación y se buscó la metodología de trabajo precisa, que presentaba no pocas complejidades técnicas.
Cita Juan Manuel Albendea, director general de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, un ejemplo: había que crear las piernas de un material moderno que aguantara el peso de los fragmentos originales: solo la cadera (la zona mejor conservada) pesa 50 kilos; a ellos habría que sumar 30 más, los que pesaban los restos del busto y la cabeza. Las partes nuevas no serían de mármol. Era preciso distinguir lo que es original y lo que no. Porque lo tienen claro: esto ha sido una restitución fiel de la obra de Miguel Ángel, no una reproducción, un falso histórico.
Reconstrucción volumétrica en 3D
A partir de 17 fotografías antiguas, rescatadas de archivos de todo el mundo, se logró tener una vista de la escultura desde casi todos los ángulos, lo cual permitió la reconstrucción volumétrica en 3D de la pieza: se sabía con total exactitud dónde debía ir cada fragmento conservado y dónde las piezas nuevas. Realizadas en plexiglás y resina, en su interior tienen una estructura de acero inoxidable. Incluso se previó que en un futuro pudiera aparecer algún nuevo fragmento: el proceso es reversible, pues el montaje de la escultura se ha hecho con imanes. Finalmente, se limpiaron los fragmentos originales con láser. ¿Hay esperanza de que aparezcan más fragmentos? «El desbarajuste de la Guerra Civil fue tal que mucha gente pudo coger piezas. Otra cosa es que se conserven. Es posible que quien las tenga ni siquiera lo sepa», explica Albendea.
Los días 24 y 25 de junio se celebró en Florencia un congreso internacional bajo el título «Il San Giovannino di Ubeda restituito» para presentar las conclusiones de los trabajos de restitución de esta escultura. Tras explicar la metodología aplicada, se expuso la teoría de su atribución a Miguel Ángel. Ya lo hizo en 1930 Manuel Gómez Moreno, pero sin demasiado rigor metodológico. «No basta con decir que es de Miguel Ángel. Hay que demostrarlo», advierte Albendea.
La estatua original antes de su restauración
El «San Giovannino mediceo» perdido
Quien sí tuvo rigor metodológico de sobra fue Francesco Caglioti, catedrático de la Universidad Federico II de Nápoles. Autor de un pormenorizado estudio de la escultura durante 12 años, concluye que el «San Juan Bautista niño» de Úbeda es en realidad el «San Giovannino mediceo» del que Vasari habla, pero se creía perdido. Para su autoría se basó en el análisis y comparación estilística con la obra juvenil de Miguel Ángel; especialmente, con obras como «Bacchus» y la «Madonna de Manchester».
La data hacia 1495-96. Apenas tenía 20 años. Aún no había hecho las esculturas que le harían inmortal:el «David», la «Piedad», el «Moisés»... Además, Caglioti dio con la pista de cómo llegó la escultura a Úbeda a manos de Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V. «Quien quiera rebatir a Caglioti, va a necesitar mucho tiempo», advierte Albendea. ¿Cómo se han financiado los trabajos de esta restitución? «Gracias a un fondo del Gobierno italiano para restaurar obras dañadas en conflictos civiles; la Fundación ha contribuido en algunas cuestiones». No sabe cuánto ha costado:«Habrá sido mucho dinero». ¿En cuánto podría estar valorada hoy? «No hay ninguna intención de venderla».
La escultura está expuesta al público este mes en el Opificio delle Pietre Dure. En septiembre irá a la catedral de Bolonia y en octubre al Palazzo Grimani de Venecia. En diciembre regresará a casa, a Úbeda. Una parte de la Capilla del Salvador se adaptará como museo: albergará obras que sobrevivieron a la Guerra Civil: el «San Juan Bautista niño», un cáliz de oro de Carlos V, un arca veneciana, la reproducción del retablo de Berruguete... Mientras tanto, podría exponerse en algún museo público.
Los sucesivos propietarios de la obra
La escultura fue encargada a Miguel Ángel en 1495 por Lorenzo de Pierfrancesco de Médicis, «Il Popolano». Se hallaba en la residencia de esta rama menor de los Médicis (los Popolani) al menos hasta 1537. El patrimonio familiar pasó de manos de Lorenzino (huyó de Florencia tras asesinar al duque Alessandro) a Cosimo I. Se ha encontrado un documento en el que consta que en 1537 se envió, vía Cartagena, una «statua molto preziosa» a Francisco de los Cobos, secretario imperial de Carlos V –estuvo 40 años junto a él–, quien había empezado a erigir su panteón en Úbeda, su villa natal. En 1547 este «San Juan Bautista niño» aparece documentado en el inventario post-mortem de Francisco de los Cobos. Gran coleccionista, introdujo a Tiziano en la Corte de Carlos V y recibió importantes regalos de los príncipes italianos, como una «Piedad» de Sebastiano del Piombo.
Diario ABC:
http://www.abc.es/cultura/arte/20130708/abci-miguelangel-201307051917.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario