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domingo, 7 de enero de 2018

Prensa: "Soy la primera artista de la familia; mi madre, de quien aprendí, cantaba mejor"

"Uno de mis temas favoritos es 'Soy de la cuenca minera', cuando lo interpreto revivo mi infancia en Vegadotos"

M. J. I. 06.01.2018

Josefina Argüelles. JULIÁN RUS

La cantante Josefina Argüelles Fernández, nacida en Vegadotos (Mieres), forma parte de la historia de la tonada asturiana. La intérprete, afincada en Oviedo desde que se casó en 1971, ha dedicado más de medio siglo a la canción que expresa con nitidez el alma de la Asturias rural y minera. Josefina Argüelles, autodidacta, con una voz privilegiada que le hubiera permitido cantar cualquier otro género, se siente orgullosa de su trayectoria y también de haberse dedicado a difundir la música que aprendió de su madre, Ángeles. De ella tomó el sobrenombre de "La Calandria", ya que así la llamaban los vecinos que la escuchaban embelesados.


Los primeros años en Vegadotos. "Fui a la escuela del pueblo, al lado de mi casa. Nunca me olvidó de doña Rita, la primera maestra que tuve. Las escuelas rurales de entonces no tenían nada que ver con las actuales. Siempre me decía que era muy revoltosa. Si me mandaba un dictado hacía una muñeca. La profesora se quejaba a mi padre. Él subía a una banqueta y me preguntaba qué pensaba hacer en la vida. Le contestaba que quería cantar y bailar. Él me decía que tenía que estudiar y prepararme. No sirvió de mucho. Yo llevaba la música metida dentro desde que nací. Soy la primera artista profesional de la familia, pero mi madre cantaba mejor que yo, con un estilo muy asturiano, de los de antes. Aprendí de ella y de lo que escuchaba en el pueblo".


Una vocación, al principio, incomprendida. "Mis padres, Ángeles y José, al principio no veían muy bien aquellas ilusiones mías de ser artista. Hasta que no pasaron los años y comprobaron que la cosa iba en serio, no empezaron a ayudarme y a dejar que aprendiera cosas. Teníamos un bar tienda y siempre escuchaba a los mineros. En los bares entonces se cantaba mucho. A los catorce años me apunté al concurso 'Buscando el éxito' que se realizó en La Veguina (Turón). Quedé finalista en dos ediciones. También participé en un festival benéfico infantil en San Tirso. Salí al escenario con una canción de Juanín de Mieres, pero no soy capaz de recordar el título. Nunca estudié música; siempre me apoyé en mi voz. Cuando ya me puse a cantar un poco más en serio, la gran Diamantina me decía que las canciones eran de otra manera, pero yo no podía entonar mas suave. Mi padre me compró un tocadiscos y así fui aprendiendo canciones. Cuando algún joven me pide consejo digo que cada uno debe cantar a su manera; tratar de imitar a otros nunca da buen resultado".

El matrimonio y el traslado a Oviedo. "Me casé en 1971 y me vine a vivir a Oviedo. La familia de mi marido es de Caborana (Aller), pero sus padres ya se habían trasladado a la ciudad. Me adapté estupendamente a mi nueva vida. Íbamos mucho al pueblo, así que no lo eché en falta".

Más de medio siglo de éxitos. "En los 52 años que llevo cantando nunca dejé de hacerlo. Aún sigo. El sábado, sin ir más lejos, estuve en un pueblo de Siero. También me llaman para muchas bodas. La tonada tiene futuro pero muchos que empiezan de niños luego lo dejan. Ahora tienen suerte. Existen escuelas y profesores. Una de las personas que creyó en mi fue Silvino Argüelles, primo de mi padre. Le canté '¿Adónde vas a dar agua?' y 'La playina de Xixón'. Juanín de Mieres también alabó mi voz. Salí de allí pensando que era la mejor del mundo. Fue la única vez que cante sin nervios. Estuve como profesora en la escuela de música tradicional 'Manolo Quirós' de Oviedo. Tengo a gala haber sido la primera profesora oficial de tonada de la historia. Fui miembro del jurado del concurso 'Ciudad de Oviedo' durante unos quince años. Lo pasé muy bien y muy mal. A veces hay que juzgar a compañeros a los que aprecias y un día malo lo tiene cualquiera. Para ser jurado debes tener muy buen oído y valorar cuestiones como la vocalización, la matización o la afinación. Del panorama actual no puedo decir quien es mejor. Me gustan todos. Hay muy buenas voces tanto en mujeres como en hombres".

La primera "saetera" asturiana. "Cada madrugá cantó saetas con mi estilo de tonada. Eso vino por mi hijo, Celestino, vinculado a la Hermandad de los Estudiantes desde su fundación. Yo también soy devota de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y de la Virgen de la Esperanza. Tengo que confesar que me da algo de pena que ninguno de mis dos hijos, Eduardo y Celestino, hayan heredado la afición de la tonada. Los dos son maravillosos, cariñosos y magníficos profesionales. Estamos orgullosísimos de ellos, cada uno con su trabajo. A Celestino la música le gusta. De hecho fue uno de los fundadores de la banda de los Estudiantes. Eduardo no tiene tanto oído".

Una trayectoria llena de reconocimientos. "Una de mis canciones favoritas es 'Soy de la cuenca minera'. Cuando la canto revivo mi infancia en Vegadotos. También me pedían mucho 'Los corales que me diste', tanto que acabé un poco cansada de ella. Nunca me planteé grabar otro género musical. Por mucho que lo intentes, si no te sale del alma no funciona. Casi siempre canto acompañada de órgano y piano. La vedad es que la tonada me ha dado muchas satisfacciones. Me siento valorada. Algunos me consideran un poco presumida. Yo creo que no lo soy en absoluto. Es verdad que tengo muchos galardones. En Vegadotos me hicieron un homenaje precioso. Sí puedo presumir de ser profeta en mi tierra".

Aquel "Asturias, patria querida" delante del Rey. "Canté delante del Rey Felipe cuando entregó el premio 'Pueblo ejemplar' de 2001 al valle de Paredes (Valdés). Saludó a toda la gente. Es un encanto. También canté para sus padres en Perlora, cuando aún eran príncipes. Yo estaba embarazada de mi primer hijo. Me dieron el vaso por el que habían bebido sidra y aún lo conservo. En 1984 actué en el antiguo Tartiere, en el homenaje a Josefina Roces. Fue otro momento inolvidable".

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