El panettone, emblema dulce de la Navidad italiana, tiene sus raíces en la Milán del siglo XV. La leyenda más famosa atribuye su creación a un joven aristócrata, Ughetto degli Atellani, quien se habría hecho pasar por aprendiz de pastelero para conquistar a la hija de un panadero llamado Toni. Para impresionar, Ughetto habría creado un pan enriquecido con mantequilla, huevos, fruta confitada y pasas, que tuvo gran éxito y comenzó a conocerse como "Pan de Toni" ("pan del Toni").
Otra versión, menos romántica, sitúa su origen en la corte de Ludovico "el Moro", duque de Milán. Durante un banquete navideño, el postre se habría quemado, pero un pinche llamado Toni salvó la situación ofreciendo un pan dulce que había preparado para sí mismo. El duque quedó encantado y lo bautizó como "panettone".
Históricamente, el panettone evolucionó a partir de la tradición medieval de preparar panes enriquecidos para las festividades. Los primeros registros escritos datan del siglo XVI, donde aparece mencionado como "pan grande" en documentos milaneses. Su consumo se asociaba específicamente a la Navidad, siendo un lujo que las familias pobres solo podían permitirse en esa fecha.
La receta se refinó durante siglos hasta que, a principios del 1900, el pastelero milanés Angelo Motta le dio su forma característica alta y abombada al hornearlo en moldes de papel. Su rival, Gioacchino Alemagna, popularizó la versión actual. En 2005, el panettone recibió la denominación de "Especialidad Tradicional Garantizada" por la Unión Europea, consolidando su estatus como patrimonio cultural dulce de Italia y, por extensión, del mundo durante la Navidad.

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