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domingo, 13 de octubre de 2013

El recuerdo de la Esperanza de Oviedo por sus calles (Parte I)


Así se vivió la Procesión Extraordinaria de María Santísima de la Esperanza, que quedará para siempre grabada en nuestra mente y nuestros corazones, dejándonos recuerdos, que los guardaremos como un tesoro. Esta vez la última semana de preparativos era diferente a las dos anteriores, el tiempo era favorable, el prioste Igor Freijoó nos dejaba ver eso últimos detalles, pero no todos, pues él mismo como vestidor de las imágenes de su Hermandad guardaba el secreto que todo el mundo le quería preguntar ¿Cómo vestirás esta vez a la Esperanza de Oviedo?, al que se le sumaba una afirmación rotunda “Esta vez salimos, no lloverá”, pero esa pregunta solo tenía una contestación, el sábado día 5 de octubre la verás en su paso. Es conocido el trabajo minucioso y delicado que realiza Igor para que en las salidas procesionales sus venerados titulares salgan al encuentro de todos los fieles que aguardan impacientes ese momento, pero esta vez pudimos ver la delicadeza con la que realizaba el exorno floral del paso donde unas horas más tarde la Madre de Los Estudiantes estaría situada para contemplar desde allí a todas las personas que se acercasen a verla.


María Santísima de la Esperanza


Las grandes tormentas y las aguas torrenciales del jueves nos traían a la mente recuerdos de anteriores procesiones suspendidas por la lluvia. El viernes daba una tregua, solo dejando algunas gotas al caer la noche y las previsiones para el sábado eran buenas salvo a una hora que nos dejaba inquietos, las cinco de la tarde, hora a la cual la Esperanza comenzaría su recorrido por su Oviedo del alma.


Cinco de la tarde comienza la Procesión Extraordinaria


La Esperanza de Oviedo por la calle del Rayo


Y llego el día, todo estaba listo, el sol brillaba, el cielo azul de un color intenso nos daba un gran respiro, el monte del Naranco también estaba despejado y su Cristo nos saludaba con sus brazos abiertos, todo parecía indicarnos que esa tarde la Esperanza de Oviedo recorrería sus calles. Minutos antes de las cinco de la tarde la calle del rayo, lugar donde tienen la Casa de Hermandad Los Estudiantes, era un hervidero de gente, nervios y alegría se sentían por todos los rincones del lugar, las persianas de la casas subían rápidamente para ver salir de su barrio a la Madre de estos Estudiantes que con tanta ilusión llevaban tiempo poder verla en la calle al compás de una banda y un racheo sosegado como solo sus costaleros pueden hacerlo.


La Esperanza de Oviedo por la avenida Torrelavega


Y la pregunta fue respondida, la Esperanza de Oviedo llevaba una saya brocada de color crudo, con hilos de plata y oro, un manto de terciopelo verde, una toca de sobre manto de oro con dibujos geométricos, un pecherín de blonda de chantillí, un puñal de oro que le atravesaba su corazón y un fajín granate, pues esta Hermandad que hoy en día conocemos es fruto de la Agrupación Musical san Salvador de Oviedo, que en su primer uniforme inspirado en el de la Madre y Maestra de la Agrupaciones Musicales, la de Santa María Magdalena de Arahal, lucia este fajín, queriendo dejar marcado para siempre en su primera salida procesional a costal la seña de identidad de ese grupo de jóvenes ovetenses que un día tuvieron un sueño, crear una agrupación y una Hermandad a estilo sevillano, y que su Santísima Madre saliese a costal por las calles de esta ciudad, entre los que se encontraba el que hoy, como él dice, tiene el honor y el placer de poder vestir a Su Esperanza, quien no podía contener la emoción al verla caminar.


La Esperanza de Oviedo antes de subir la Cuesta de la Vega 

La Esperanza de Oviedo al término de la Cuesta de la Vega


Y dieron las cinco de la tarde, el sol brillaba, y sus rayos nos dejaban colores vivos que marcaban aún más a la Esperanza en su paso, arropada por una candelería y sus flores blancas. Nadie quería perder este momento, viendo como desde los balcones muchas personas se emocionaban al ver marchar a su Virgen.


La Esperanza de Oviedo frente a la Iglesia de Santa María la Real de la corte,
 sede canónica de la Cofradía del silencio y la Santa Cruz


La Esperanza de Oviedo visita a las Hijas de la Caridad de San Vicente Paul,
Hermanas de Honor de esta Hermandad


Triunfante marchaba por su barrio, la brisa otoñal nos dejaba una candelería apagada, pero no pasaría eso durante todo el recorrido. Casi sin darnos cuenta ya estábamos en la Cuesta de la Vega, lugar emblemático de esta Hermandad de Barrio, que como cada Semana Santa en su Estación de Penitencia, pasea a sus titulares por las calles de su ciudad. El toque de ordinario volvió a escucharse por esa larga cuesta y los gritos de ánimos a los costaleros también, pues es una tradición que cientos de personas aguarden a ver el Domingo de Ramos a los Estudiantes subir esta cuesta con su Santísimo Cristo de la Misericordia, estampa que se repite al día siguiente cuando el Señor de la Sentencia recorre ese mismo trayecto para refugiarse en la Capilla de la Universidad donde ha de salir en la Madrugá ovetense con su paso de misterio.


La Esperanza de Oviedo visita a las Hijas de María Inmaculada,
Hermanas de Honor de esta Hermandad

El director espiritual de la Hermandad de Los estudiantes D. Alberto Reigada
y el Hermano Mayor D. Ramón de Cangas, hacen entrega del ramo
 de flores a las Hijas de María Inmaculada


Al final de esa cuesta la primera de las paradas para el recuerdo, ante las Hermanas de Honor de la Hermandad, las Monjas Benedictinas, que ese mismo día abrían las puertas de su convento por lo que no pudieron recibir a su Esperanza. Unos metros más allá se realizaba otra parada, delante de la Iglesia de Santa María la Real de la Corte, sede canónica de la Hermandad del Silencio y la Santa Cruz, donde algunos de sus miembros nos recibían. No había terminado la chicotá cuando llegábamos a una de las paradas que guardaremos en ese álbum de recuerdos maravillosos que no olvidaremos jamás, las Hermanas de Honor de la Hermandad, las Hijas de la Caridad de San Vicente Paul nos esperaban con los brazos abiertos. Esa calle San Vicente derrochaba amor y esperanza, pues pegada a la cocina económica está la casa de otras Hermanas de Honor de la Hermandad, las monjas de María Inmaculada, que emocionadas nos decían que por fin habíamos conseguido que la Esperanza de Oviedo saliese por sus calles. No puedo dejar de recordar lo que una de estas monjitas me comento sobre los otros dos intentos de Procesión Extraordinaria, ella me decía: Me acuerdo cuando en febrero cuando por primera vez saldría la Virgen a la calle, con aquel día de invierno, con la lluvia, el frio y la humedad, todas estábamos pendientes de vuestra salida entorno a la radio y como al final decidías suspenderla, pero no nos queríais dejar solas y nos traíais de todos modos el ramo de flores que tenías para nosotras. Después llego mayo, mes de las flores y de María y aunque parecía una buena fecha, el invierno no quería irse y tuvisteis que suspender por segunda vez. Pero ahora estáis aquí y podemos verla, la espera a dado su fruto. Escuchar aquello me emocionó, no se puede expresar con palabras, lo que fue compartir con ellas ese momento.


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