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sábado, 11 de abril de 2020

Diari de Tarragona: La realidad de un Domingo de Ramos y de confinamiento

Esta vez no ha sido el mal tiempo ni la lluvia los culpables, sino un virus que tiene en jaque al mundo entero, motivo por el que devotos y religiosos han tenido que ingeniárselas para, al menos, poder celebrar

Imagen de un párroco en Oviedo bendiciendo a los feligreses desde la azotea de su Iglesia. EFE

Lunes Santo 2020

El tradicional Domingo de Ramos de 2020 quedará marcado para siempre por la pandemia del coronavirus, que ha obligado a que las pocas celebraciones que se han podido llevar a cabo hayan sido a puerta cerrada, sin fieles ni nazarenos, y con los pasos también confinados en sus respectivas "casas" religiosas.


Esta vez no ha sido el mal tiempo ni la lluvia los culpables, sino un virus que tiene en jaque al mundo entero, motivo por el que devotos y religiosos han tenido que ingeniárselas para, al menos, poder celebrar este atípico Domingo Ramos.

Como en Andalucía, donde la Semana Santa de vive con auténtica pasión y fervor, han llevado hoy a cabo celebraciones de lo más austeras, pero sin huir de la esencia de una festividad que cada año suele reunir a miles de fieles alrededor del sinfín de procesiones y actos litúrgicos.

En Sevilla, por ejemplo, no hay procesiones, salvo algunas virtuales, tampoco nazarenos por sus calles vacías, ni la acostumbrada muchedumbre en iglesias y catedrales, cuyos ritos han sido oficiados a puerta cerrada y seguidos por los fieles por televisión, internet y redes sociales.

El arzobispo sevillano, Juan José Asenjo, ha subrayado que este Domingo de Ramos "celebramos una Eucaristía sumamente austera, sin música, sin cantos, sin incienso, sin fieles, pero con el mismo fervor que si la celebráramos en nuestra Catedral".

En Málaga, la cofradía que cada año abre la Semana Santa, la Pollinica, ha ofrecido en redes sociales un desfile procesional virtual en el que, minuto a minuto ha relatado el paso de los tronos de sus titulares por las calles.

En Huelva, las cuatro hermandades que tenían que haber salido se han apoyado también en las redes para recordar el día de su estación de penitencia, igual que han hecho las hermandades de Cádiz y Córdoba, que exponen de forma virtual los itinerarios de las cofradías que deberían haber procesionado.

En Granada, el portón de la parroquia de San Andrés Apóstol, desde donde cada Domingo de Ramos sale la "Borriquilla" que inaugura la Semana Mayor, ha permanecido cerrado; y en Almería y Jaén han celebrado, asimismo, el Domingo de Ramos con una "extraña sensación" por la ausencia de muchedumbre en las calles y en sus templos.

En Elche (Alicante), la ciudad de las palmeras, ha trasladado también su tradicional procesión, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional desde 1997, a los balcones, terrazas y ventanas adornadas con palmas blancas elaboradas en los hogares durante estos días de confinamiento.

La suspensión de la Semana Santa no ha hecho mella en el espíritu de los vecinos, que a las 12 horas han vuelto a acudir a esta cita desde sus hogares, muchos con palmas blancas en la mano, pero no las que cada año elaboran los artesanos ilicitanos, sino las creadas con papel o cartulina por pequeños y mayores, que también han inundado las redes sociales para mostrar el simbolismo de esta tradición.

En Pontevedra, la comunidad religiosa tampoco se ha quedado de brazos cruzados y ha echado mano de celebraciones simbólicas y de las nuevas tecnologías para que la ciudad no se quede sin su tradicional bendición de Domingo de Ramos.

A las nueve de la mañana el padre Alberto Domínguez, con mascarilla protectora en su boca, se asomó a la balaustrada del convento de San Francisco para oficiar la Eucaristía de un Domingo de Ramos en el que el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, pidió también por todos en la iglesia de San Fructuoso, sustituida por la catedral que preside la plaza del Obradoiro.

Esta bendición a distancia se ha repetido en otra de las parroquias más emblemáticas de Pontevedra, la de Santa María. Tras el repique de campanas y el rezo del ángelus, el sacerdote titular, Javier Porro, ha subido a lo alto de la torre del campanario, que se ve desde media ciudad, para bendecir las palmas y ramos de los balcones.

Además, para los que han preferido asistir a misa, aunque fuese de manera virtual, el sacerdote Casimiro Fernández, de la parroquia de San José, ha retransmitido esta celebración desde su casa a través de Facebook, como hace con las misas diarias desde que comenzase la cuarentena convirtiendo los hogares de sus fieles en auténticas iglesias domésticas.

En Ourense, el rector Yerai Fariñas ha oficiado a puerta cerrada la misa del Domingo de Ramos en el Santuario de Os Gozos, mientras que el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez, ha hecho lo propio en la Catedral de la capital navarra ante un reducido número de presbíteros, diáconos, acólitos y muy pocos fieles. 




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