Rincón Poético: María, la madre de Dios

María, la madre de Dios,

amaba con todo su ser,

a su hijo divino y tierno,

que en sus brazos solía tener.

En su cuna de paja y luz,

lo arrullaba con gran ternura,

y al mirarlo en su rostro dulce,

sentía una inmensa dulzura.

Cuando era niño, lo cuidaba,

lo alimentaba y lo enseñaba,

con amor y dedicación,

le brindaba su protección.

Cuando fue adulto, en su camino,

lo acompañó con gran amor,

hasta su muerte en el Calvario,

donde sufrió su gran sacrificio.

Pero aún así, en su agonía,

Jesús miró a su madre María,

y en su amoroso corazón,

le dejó un legado de amor y perdón.

Y así, María siempre recordó,

el gran amor que su hijo le mostró,

y en su corazón guardó la fe,

de que un día, a su lado estaría otra vez.

Es así como el amor de la Virgen,

por su hijo Jesús, sigue presente,

como una llama que nunca se apaga,

y que siempre estará viva y ardiente.