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lunes, 18 de febrero de 2013

Un cielo bordado de estrellas

Nadie podrá olvidar la Semana Santa del 2010 cuando toda las personas que esperaban desde hacia horas el paso de la Hermandad de Rescate de Málaga, mantenían la respiración, y las emociones se hacían aun mas intensas cuando el metal del palio no pudo sostener tanta belleza.

María Santísima de Gracia tras su salida procesional la Semana Santa del 2010
(Fotografía: Susana Zamora)


Pero esas sencillas placas de metal, serían las que para la posteridad diera renombre y fama a uno de los mejores palios de toda Andalucía. La Virgen de Gracia, brillaba esas tarde noche del Martes Santo con una dulzura y grandeza especial que solo la podía enmarcar ese palio gótico que se eleva hacia el cielo como lo hace ella con su mirada.

Los árboles de la alameda esperaban para acariciar el palio con el susurro de sus hojas, pero quiso el destino que ese día la Madre de Dios no pasase de la confluencia entre las calles Dos Aceras con Carretería y Álamo, donde quedará barrado como navío triunfante pero con el trinquete roto.


María Santísima de Gracia bajo su impresionante palio
(Fotografía: cofradíadelrescate)

En ese momento donde se trunca la ilusión de un cofrade por realizar la estación de penitencia y sacar a sus sagrados titulares por las calles de su ciudad, fue cuando se vio que las hermandades Malagueñas aunque sean multitudinarias, se hicieron una, para ayudar a la Virgen de Gracia. La Hermandad de la Sangre fue una de las primeras en correr en auxilio de esta Madre desvalida, ¿Por qué?, que hijo no corre cuando ve que a ella le pasa algo.

Fue entonces cuando la Hermandad del Rescate tubo que dejar paso a la de la Sentencia, que venia tras de ellos, y en ese lugar se dio uno de los terribles momentos que se recordará para siempre, ya que la Virgen de Gracia vería pasar a su hijo sentenciado a muerte, entre el estruendo de las voces del pueblo pidiendo su vida. Fue ahí cuando los hombres de trono, los pies de la Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos, quisiesen dar un ánimo y un abrazo a los de la Virgen de Gracia, saliendo algunos del varal H para intercalarse con los que permanecían desolados al lado de su madre. Mientras los hermanos mayores, se unían en un abrazo fraterno y sincero en el que el hermano mayor de la Sentencia intento consolar al del Rescate, pero esa noche no cabía consuelo, porque las ilusiones de todo un proyecto se desmoronaron al son de las tulipas de los arbotantes, cuando su rotura fue el presagio de una noche de amargura y de sin sabores.

Después la Virgen de Gracia, reina en su trono quiso poner el pie en las calles de Málaga, pero sus hijos no consintieron que sus pies rozaran el asfalto, soberana asunta del cielo, volvería a su casa en esas andas que la hermandad utiliza para trasladarla en sus propios cultos.


Virgen de Gracia, tras ser bajada de su trono
(Fotografia: Eduardo Nieto)

Aquella noche no se olvidará nunca ya que la Virgen de Gracia fue iluminada por miles de corazones cual candelaria humana, alentada por la cera de la fe. Pero de vuelta a casa no hubo terciopelo iluminado de oro sino que los cuatro puntos cardinales fueron sus várales que tuvieron por gloria todo el firmamento.


Un cielo bordado de estrellas para la virgen,
un cielo cuajado de brisa para arroparte,
un cielo embriagado de aromas venidos del mar
y querubines en jabegas te acompañaron en tu caminar.


Las lágrimas de las bordadoras se transformaron en oro de gloria, oro de triunfo cual traje de luces del torero. Pero quiso el destino que esa noche del Martes Santo tuviera por palio un cielo bordado de estrellas…


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