Un cofrade le da agua a un hermano costalero. | fernando rodríguez
En el interior del paso sólo había el espacio justo para que los costaleros pudieran portar el Santísimo Cristo de la Misericordia casi hombro con hombro. Esto, unido al esfuerzo y el calor reinante durante la primera parte de la procesión, hizo que la sed los acompañara.
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