El objetivo que debemos perseguir en toda la vivencia de la Cuaresma, es entrar en comunión con Cristo, asimilar su estado de dolor y de muerte: purificarnos del mal, de nuestro propio pecado, de los fallos y defectos que merman en nosotros la verdad y la gracia, que disminuyen y frenan el amor, la alegría y la paz; solidarizarnos con el Cristo que sufre en todos los que sufren, y ayudar a éstos a que resurjan de sus sufrimientos a la paz y la alegría profunda de la resurrección de Cristo.
Asumamos nuestras debilidades y miserias en lo más profundo de nuestro ser pecado...¿qué conductas nuestras ofenden a Dios? Orgullo...Soberbia...Envidia...Crítica...Individualismo...
Autor: Amor sin límites
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