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domingo, 19 de diciembre de 2021

Prensa: La Cocina Económica de Oviedo baila a ritmo de procesión

La Operación Carretilla llena el patio del comedor social de carros de comida: "Con esto salvamos al menos cuatro meses".

La caravana de la Operación Carretilla junto a los carritos en el patio de la Cocina Económica IRMA COLLIN


Elena G. Díez | 18·12·21

Los voluntarios y las Hermanas de la Cocina Económica de Oviedo esperan impacientes a las puertas del comedor social. Son las 19.00 horas, se escucha de fondo una música de procesión y comienzan a mover el cuerpo con ritmo alegre y algo nerviosos. "Estos momentos previos ponen la emoción a flor del piel", asegura Florentino Menéndez, jefe de cocina. Porque la comparsa que se acerca es la caravana solidaria de la Hermandad de Estudiantes, que ha recaudado toneladas de comida durante la "Operación Carretilla". Los carros van entrando en hilera acompañados de las miradas curiosas y los flashes de los móviles. Eso sí, "que nadie se olvide la mascarilla, por favor", pide Sor Fernanda, la responsable.



Algunos voluntarios y directivos de la cocina económica, junto a los participantes de la Operación Carretilla en el patio de la Cocina económica IRMA COLLIN


Esta recogida de comida tiene un largo recorrido (de calles y años), pero todas las navidades se recibe con la misma ilusión. "Llevo aquí más de una década y este momento no deja de impactarme", dice la voluntaria Lola Mesa. Aunque para algunos resulta algo novedoso, como es el caso de Aurora Sammarini, estudiante de erasmus italiana que se decidió a colaborar con la cocina para "conocer la realidad" de su ciudad de acogida. Va de un lado para otro, incrédula y sin separar su mirada del enorme montón de alimentos que cada vez ocupan más espacio.


La jornada solidaria es uno de los impulsos más fuertes que recibe la Cocina Económica, según asegura su director, José García-Inés: "Con esto salvamos a menos cuatro meses. A veces incluso seis". El mayor trabajo es ordenarlo todo en el almacén, que ya se encuentra a rebosar. "Cada año aumenta la solidaridad en Oviedo", reconoce García-Inés. Los diferentes productos se encuentran repartidos de forma minuciosa entre los estantes: legumbres, arroz, aceite, agua, servilletas... Y las nuevas donaciones irán desfilando por la enorme rampa que baja desde el jardín hasta el sótano. "El siguiente paso es estar hasta las tantas colocándolo", explica Carmen Plaza, enfermera palentina que lleva un año y tres meses colaborando.


Al menos el 60 por ciento irá destinado a las comidas in situ, que se han recuperado hace poco en las instalaciones. Latas, conservas o patés se administrarán junto a la comida que algunas familias llevan para cocinar en sus casas. Se acercan fechas señaladas y es el mejor momento para recordar a los más vulnerables que no se encuentran solos. "Hay que aprovechar ahora que la gente está más sensible con este tipo de causas", coinciden todos los presentes.


En pocos minutos se dejan de escuchar las ruedas de los carritos sobre el asfalto y el sonido se intercambia por "Las Mañanitas del Rey David". Todos bailan y aplauden. Fernanda aprovecha para declarar: "Nosotros solo somos el último eslabón de una cadena de trabajo que a veces resulta invisible. Gracias a vosotros esto es posible". Y augura que tardes como esta son el comienzo de la salida de una pandemia que, a pesar del sufrimiento, unirá a la sociedad. Después, se dirigen al interior para comenzar la tarea de recogida, porque el domingo al mediodía ya hay comidas modo "tupper" y el lunes regresará el calor al comedor.


DIARIO LA NUEVA ESPAÑA


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