En la Cruz, tu amor se entregó,
Bajo el cielo oscuro, tu sacrificio mostró.
Clavado en madera, por nuestros pecados,
Tu misericordia, oh Cristo, has demostrado.
Entre los clamores y el sufrimiento,
Soportaste el dolor sin lamento.
Por tus manos y pies, la cruel Cruz sostuvo,
Tu amor eterno, así se manifestó.
Oh, dulce Jesús, por nosotros sufriste,
Tu sacrificio supremo, nunca se olvidará.
En la Cruz, tu sangre redentora se derramó,
Y en tu muerte, la esperanza se encontró.
En el silencio de aquel triste lugar,
La gracia divina se hizo visible, sin cesar.
Por tu amor inmenso, te alabamos hoy,
Y en tu sacrificio, encontramos el camino hacia la eternidad.
II
En el monte sombrío del Gólgota,
Clavado en la Cruz, el Salvador yacía,
Sus manos extendidas, su amor mostrando,
Por la humanidad, su vida ofrecía.
Longinos, soldado de lanza en mano,
Perforó el costado del Rey crucificado,
Agua y sangre fluyeron, un río divino,
Un acto de redención, el precio pagado.
En ese momento de gracia y dolor,
La promesa de vida eterna se selló,
Por la sangre derramada, por el amor demostrado,
En la Cruz, la esperanza del mundo nació.
Así, en el sacrificio supremo de amor,
Cristo redimió a la humanidad perdida,
Por su muerte en la Cruz y la lanzada de Longinos,
El camino hacia la salvación fue abierta y ofrecida.
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Autora: Dª. María Luisa Ruiz Torres
Poesía dedicada al Stmo. Cristo de la Misericordia y Monsacro (Marzo 2024)
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