Ubicado en la parte más al Norte de la ciudad, el Villaperi disfruta de la naturaleza sin renunciar a las actividades industriales, que encauzan su economía
02.07.12
No hay supermercados ni centro de salud. Internet llega a duras penas y para ir al colegio deben utilizar el coche. Sin embargo, Villapérez, situada en la parte más al Norte de Oviedo, ofrece a sus habitantes la posibilidad de vivir tranquilamente sin renunciar a la naturaleza, y «tan solo a diez minutos de la ciudad y sus comodidades». Para Amparo García «esto es una pasada».
En un principio todo el que se instalaba en Villapérez vivía de la agricultura hasta que llegó la cantera de Ensidesa, más tarde Arcelor y ahora Mittal. Entonces, «todos se metieron allí, pagaban bien y el que no entró fue porque no quiso», explica Maximino Fernández. Actualmente, las canteras que todavía se encuentran en activo y una multinacional de hormigón hacen del municipio un pueblo «industrial a tope», y extrañamente rodeado de paisajes «estupendos».
Maximino Fernández y Amparo García son los propietarios del restaurante Maximino, que lleva ya 42 años abierto. Se encuentra en el barrio de Nora, uno de los más de 15 que existen en Villapérez, y puede considerarse el «centro neurálgico» de la localidad. La presencia de trabajadores de las industrias cercanas hace que no se puedan quejar. Abren todos los días, excepto los sábados «que es por encargo», y el mediodía se convierte en la hora punta para ellos. Fernández reconoce que «no hay tanta gente como antes», pero nunca han pensado en trasladarse a otro lugar. «Villapérez tiene muchos lugares que merecen la pena».
Justo en frente se encuentra la iglesia, dedicada a San Vicente. Acaban de restaurarla por dentro y por fuera. La inauguración oficial será en agosto, y Amparo García asegura que «ha quedado preciosa». Aunque quizás ella prefiera otros lugares. «Me encanta ir paseando hasta el molino del río o hasta el lavadero», arreglado, pero que aún conserva la piedra original. Su suegra fue una de aquellas mujeres que acudían a lavar «la lana de los colchones, que luego traía en un cesto sobre la cabeza». Pero «afortunadamente esa esclavitud ya se acabó». Eso sí, si tiene que elegir un único enclave, el más característico de todos es, sin duda alguna, el 'Puente Vieyo', que comunicaba Oviedo con el barrio de El Carbayu de Lugones, en el concejo de Siero. Con bóveda de cañón y tres arcos es de construcción medieval, se encuentra dentro del recinto de la estación depuradora, ubicada en el barrio de Laviada, que da servicio a toda la cuenca oeste de la ciudad de Oviedo. Allí, se han reinstalada además dos hórreos y una panera centenarios. «De los perfumes de Christian Dior o Channel número 1 ya no queda nada», bromea Maximino en referencia a los malos olores que hace años desprendía.
Si tienen que hablar de inconvenientes lo tienen difícil. El único: la falta de medios de transporte urbanos. Un autobús pasa por el puente que se levanta sobre el Nora y que los separa del concejo de Llanera una vez por la mañana y otra por la tarde, pero «no es suficiente». Por ello, en cada vivienda «suele haber dos vehículos». «Hace tiempo que se intentó poner una línea, pero lo utilizaba muy poca gente», explica Fernández. Pero ni esto «resta encanto a Villapérez». Son numerosas las personas que se acercan hasta el municipio para preguntar si se venden casas. Hace tiempo que algunas personas mayores comenzaron a irse, y muchas de las viviendas han sido adquiridas por nuevas familias que las han restaurado. Esto no impide que «todos nos conozcamos» y el ambiente sea «inmejorable». «La tranquilidad de la que disfrutamos aquí es única», y es que «aunque no se puede tener todo, estamos cerca».
Diario "EL COMERCIO":
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