En la Semana Santa del 2013, se pudo contemplar finalizado por las calles de Málaga, el nuevo trono del Santísimo Cristo de la Redención, titular de la Archicofradía de los Dolores de San Juan, el cuál combina de forma magistral la madera con el bronce, y que causó la admiración del público en un Viernes Santo que quedará para el recuerdo.
El Cristo de la Redención, obra de Juan Manuel Miñarro, en su trono por las calles de Málaga (Fotografía: Pilar Leal) |
El Trono del Cristo de la Redención se caracteriza, como bien señala Rafael R. Puente en su artículo "Un cuarto de siglo esperando su trono" y que podemos leer a continuación: por presentar perfiles rectos y planta con salientes ortogonales, las andas procesionales, ideadas por Fernando Prini, que beben de las fuentes clásicas del Renacimiento y del mismo siglo XIX para configurar sus distintas propuestas estilísticas en diseño, arquitectura, ornamentación y labor escultórica.
El trono del Cristo de la Redención en la Catedral de Málaga (Fotografía: Richi) |
La obra consta de varios elementos bien diferenciados. En primer lugar, un moldurón con decoración clásica de hojas de laurel sirve de zócalo al conjunto. Sobre este primer elemento apea propiamente el cajillo del trono, que se articula bajo la repetición armónica de una serie de piezas, caso de los atlantes, cuarterones tallados y relieves escultóricos de bronce. Esta secuencia solo se ve alterada por la importante presencia del edículo que preside el frontal de las andas procesionales.
De fuerte impronta arquitectónica, el edículo es de planta centralizada con ocho columnas pareadas, cúpula esférica y cimborrio. En su interior se sitúa una representación del Cordero de Dios sobre el libro de los siete sellos justo por encima de una elegante peana cuyas trazas han sido inspiradas en el monumento al general Torrijos de la plaza de la Merced. Toda la labor ornamental y escultórica que campa por los elementos descritos están marcados por rasgos fuertes y decididos en su modelado y dibujo.
El cromatismo de toda esta parte es marcado y patente. Los tondos circulares orlados por laurel suponen cuidadas pinceladas de color a la base oscura de la madera del cajillo, que se completa con una serie de molduras con notorio sabor clásico que otorgan sobriedad y elegancia al diseño. Asimismo, cabe destacar la presencia de unos fanales que arrancan con unos airosos brazos de fundición del mismo cuerpo del cajillo, sin duda, una de las aportaciones más originales de Prini en este proyecto. De hecho, esta solución para uno de los elementos de iluminación del trono ha sido ya repetido, aunque con distinta suerte, en otros conjuntos.
Por último, el trono exhibe un "sobrecajillo", proyectado para descargar el peso y servir de transición desde el asentamiento de la cruz y el monte troncopiramidal de lirios hasta la anchura del propio cajillo. Alrededor de esta pieza se añaden las importantes esculturas de las sibilas y jinetes del Apocalipsis que, en número de cuatro, rematan extraordinariamente el trono. La obra culmina con cuatro hachones de genial diseño, tallados en caoba americana y con incrustaciones metálicas de bronce que harán que la puesta en escena y estampa del Crucificado de Miñarro en la calle no varíe de cómo venía procesionando.
Detalle del rostro del Santísimo Cristo de la Redención, obra de Juan Manuel Miñarro (Fotografía: mipropiosentir) |
Los Jinetes del Apocalipsis en las cuatro esquinas del trono de Cristo de la Redención (Fotografía: Andrés Saavedra) |
En el trono del Santísimo Cristo de la Redención, imagen cristífera, como ya se ha señalado, del insigne imaginero hispalense Juan Manuel Miñarro, han intervenido artistas de la talla de Francisco López (en la carpintería y el barnizado), Manuel Toledano (en la talla), José María Ruiz Montes (en la imaginería), Manuel Valera (en la orfebrería), Pedro Merino (la iconografía) y Daniel Fernández (en el vaciado).
Fotografías: Eduardo Nieto
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