Hace mucho tiempo en Belén de Judea nacería un niño de la forma más humilde posible, en un pesebre, protegido por sus padres que lo esperaban con anhelo. Pero no era otro nacimiento más, pues él era el Redentor, quien vendría al mundo para salvarnos de nuestros pecados. Ahora año tras año los cristianos nos preparamos durante todo el Adviento para su llegada, para acoger en nuestros corazones al verdadero espíritu de la Navidad, tiempo de esperanza, en la que estamos llamados a la unión fraternal entre todos, tiempo de caridad, para ayudar a los mas desfavorecidos, tiempo de Hermandad.
En aquella época apareció un
decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el
mundo. Este primer censo tuvo lugar
cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de
origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de
Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse
con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén,
le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo
envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos
en el albergue.
San Mateo 1, 18-25
Por este motivo otro año más el prioste y vestidor D. Igor Freijoo González, ha realizado la estampa del Portal de la Belén, donde podemos ver a la Esperanza de Oviedo arrullando en su cuna a su hijo. Una cuna tradicional asturiana que ha sido cedida por la familia Caso Gómez proveniente de Cabrales, que acoge a Nuestro Salvador, y que nos cobija a Dios hecho hombre que nos ayuda en nuestro caminar.
¡FELIZ NAVIDAD!
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