Como cada Semana Santa, las puertas del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo se abrieron, según marca la tradición, a las doce de la noche. Los Estudiantes salen al encuentro de todos los carbayones. Comienza La Madrugá y el Señor de la Sentencia recorre las calles de la vieja Vetusta. Las luces de las farolas están apagadas, sólo la luz que emana de la cera virgen de los cirios, que portan los Hermanos de Luz, y los guardabrisas del paso de misterio, iluminan el caminar del Redentor del Mundo.
Fotografías: José Luis Montamarta
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