La procesión de la Sagrada Lanzada vuelve a llenar las calles con un espectáculo fiel a la esencia de los pasos sevillanos.
Félix Vallina. Oviedo | 02·04·23
La Hermandad de los Estudiantes se echó este domingo sobre el costal todo el peso de una de las citas más esperadas de la Semana Santa ovetense. La procesión de la Sagrada Lanzada, con las imágenes del Santísimo Cristo de la Misericordia y San Longinos, volvió a salir a la calle sostenida en alto por los costaleros de una cofradía que cada año consigue traer a Oviedo la esencia más pura de los pasos sevillanos.
En esta ocasión, la primera de las procesiones de los Estudiantes también sirvió para homenajear a Dámaso Guillén, el Guardia Civil que perdió la vida el sábado en Beifar (Pravia) al impedir que un conductor se llevase por delante a una treintena de ciclistas de entre 16 y 18 años después de robar un coche y de agredir con un hacha a dos personas. El fallecido, vecino de Oviedo, era cofrade de los Estudiantes.
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