Oh María, Madre celestial,
en este mes de flores y luz sin igual,
nuestros corazones se inclinan ante tu altar,
donde refulge tu amor maternal.
En mayo, tus hijos te ofrecemos
nuestros sueños, nuestras rosas y anhelos,
como un ramo de flores que se eleva al cielo,
perfumando el aire con pétalos sinceros.
Guía nuestros pasos por sendas de fe,
tú, Estrella del Mar, faro que el alma ve,
y en cada rezo, en cada amanecer,
danos tu gracia y fuerza para vencer.
María, Virgen pura y sin igual,
escucha nuestras súplicas al orar,
y ante tu trono, con humildad,
depositamos nuestras penas y pesar.
Bendita Madre, refugio en la tempestad,
en este mes y siempre, danos tu paz,
y que en nuestro ser, tu amor florezca en verdad,
como el jardín en mayo, en plena libertad.
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