De Juan Martínez Montañés (1568-1649), conocido con el sobrenombre de "el dios de la madera," es esta excepcional obra en la que se representa a San Juan Evangelista (cuya fiesta se celebra el 27 de diciembre) sentado y escribiendo, con una edad ya madura. En el pergamino que sostiene se pueden leer dos frases superpuestas que aluden a su Evangelio y a su Apocalipsis. Posiblemente esta talla procede del retablo que se dedicó al santo en el Convento de la Pasión, siendo el conjunto contratado por Martínez Montañés en el 1638. La nobleza y la serenidad de la figura se ponen de manifiesto en el rostro del santo, los pliegues de las telas o los cabellos rizados. La policromía está atribuida a D. Francisco Pacheco (1564-1644), maestro y suegro de Velazquez y directo colaborador de Montañés en estas funciones.
San Juan Evangelista de Juan Martínez Montañés (Museo Nacional de Escultura) |
Se debe indicar que la figura de San Juan Evangelista tuvo un enorme éxito en los conventos sevillanos a comienzos del siglo XVII y se convirtió en una de las series más logradas de la producción del escultor Juan Martínez Montañés. Es en el Museo Nacional de Escultura se encuentra esta imagen de San Juan, el Discípulo Amado, realizado posiblemente por el gran maestro escultor cuando ya contaba con 70 años de edad.
Detalle del rostro de San Juan (Fotografía: Jesuswla2) |
Sobre la biografía de Juan Martínez Montañés, podemos decir que nació en el 1568 en Alcalá la Real (Jaén), hijo de Juan Martínez, bordador de oficio y conocido como "Montañés", por ser procedente de Zaragoza. Su madre, la alcalaína Marta González, era descendiente de los conquistadores y primeros pobladores de esta localidad jiennense.
San Juan Evangelista de Juan Martínez Montañés (Museo Nacional de Escultura) |
En el 1579 Martínez Montañéz inició su formación escultórica en Granada con Pablo de Rojas. En 1582 viajó hasta la ciudad de Sevilla para comenzar a trabajar probablemente en el taller del escultor Gaspar Núñez. Después, en 1588, se examinó en el tribunal ante alcaldes veedores gremiales para acreditar su sapiencia en la cultura y en el diseño de retablos. Falleció en Sevilla en el año 1649, víctima de una gran epidemia de peste, consagrado como uno de las más grandes escultores de la Historia. Su cuerpo fue enterrado en la Parroquia de la Magdalena.
San Juan Evangelista de Juan Martínez Montañés (Museo Nacional de Escultura) |
En cuanto a San Juan Evangelista, centro de este artículo (cuya fiesta se celebra el 27 de diciembre, mientras que la de San Juan Bautista se celebra el 24 de junio), y a quien se distingue como "el discípulo amado de Jesús" era un judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien desempeñaba el oficio de pescador.
Junto con su hermano Santiago, se encontraba Juan arreglando las redes a la orilla del lago de Galilea, cuando Jesús, que acababa de llamar a Pedro y a Andrés, los llamó también a ellos para que fuesen sus Apóstoles. El propio Jesucristo les puso a Juan y a Santiago el sobrenombre de Boanerges, o sea "hijos del trueno" (Lucas 9, 54).
Se dice que San Juan era el más joven de los doce Apóstoles y que sobrevivió a todos los demás. Es el único de los Apóstoles que no murió martirizado. Según San Epifanio San Epifanio, San Juan murió pacíficamente en Efeso hacia el tercer año del reinado de Trajano, es decir hacia el año cien de la era cristiana, cuando tenía la edad de noventa y cuatro años aproximadamente.
San Juan fue el único de los Apóstoles que estuvo al pie de la cruz con la Virgen María y las otras piadosas mujeres y fue él quien recibió el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor. "Mujer, he ahí a tu hijo", murmuró Jesús a su Madre desde la cruz. "He ahí a tu madre", le dijo a Juan. Y desde aquel momento, el discípulo la tomó como suya.
San Juan fue el único de los Apóstoles que estuvo al pie de la cruz con la Virgen María y las otras piadosas mujeres y fue él quien recibió el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor. "Mujer, he ahí a tu hijo", murmuró Jesús a su Madre desde la cruz. "He ahí a tu madre", le dijo a Juan. Y desde aquel momento, el discípulo la tomó como suya.
El hombre que habló con Dios, Juan Martínez Montañés
Vicente Rus Herrera
J. R. Castillejo, Sevilla (1990)
Vidas de los Santos de Butler, Vol. IV.
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