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domingo, 2 de marzo de 2014

¡He aquí al hombre!


Para este tiempo litúrgico de Cuaresma, la Hermandad y Cofradía de Los Estudiantes ha querido ataviar a Nuestro Padre Jesús de la Sentencia según se narra en el capítulo 19, versículos 4 y 5, del Evangelio de San Juan, en dónde se dice: "Salió Pilato otra vez fuera, y les dijo: Mirad, os lo saco fuera para que sepáis que no encuentro en Él ningún delito. Salió pues, Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura, y Pilato exclamó: ¡He aquí al hombre!". 




La Cuaresma, según nos enseña el Concilio Vaticano II, es el tiempo litúrgico durante el cual los cristianos se preparan para celebrar la Pascua. En este tiempo, que debe estar penetrado del recuerdo de la Pasión de Cristo, toma especial importancia: oír la Palabra de Dios, la penitencia, la oración y la meditación en las escenas de la Pasión, en las que el Hijo de Dios hecho hombre sufrió, incluso antes de ser apresado, como bien sabemos, en Getsemaní, y en cuanto a la escena que nos atañe, ya con Pilatos, tras la cruel flagelación y la coronación, fue presentado ante el pueblo disfrazado burdamente a la manera de un rey, como vemos a Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, ante las burlas y gritos de aquellos que pedían su muerte en la Cruz.




Como ya se ha comentado, la Cuaresma es el tiempo litúrgico que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua y es un tiempo de conversión. Jesús nos invita a cambiar de vida, a convertirnos, y es que la Cuaresma es un camino hacia Jesucristo, escuchando y meditando la palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo el bien. Por eso, cuando contemplemos al Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, presentado al pueblo, con la corona de espinas ceñida a sus sienes, y su cuerpo torturado, no podemos dejar de olvidar que entregó su vida por nuestros pecados, y que aun hoy, algunos cristianos siguen prefiriendo a Barrabás, mientras otros se lavan las manos.




En cuanto a la iconografía del Ecce-Homo, Jesús Cantera nos comenta que se convierte en usual después del Concilio de Trento, en la que Jesús aparece atormentado por el sufrimiento, tanto físico, a causa de la tortura a que estaba sometido, como moral, producido por el dolor a causa de los pecados cometidos por la humanidad, si bien hay que indicar que desde la fase bajo medieval el Ecce-Homo fue una fórmula iconográfica particularmente idónea como resorte devocional y emotivo. Prosigue Jesús Cantera comentando en El mensaje del arte religioso después del Concilio de Trento, que el creyente debe hacer otra reflexión ante esta imagen: Jesús está tratado como un rey de burlas. Él, que es el rey del Cielo y de la Tierra, ha sido coronado con una corona de espinas, se le ha puesto un cetro de caña y se le ha colocado una túnica púrpura, símbolo de la realeza pero torpemente sobre su cuerpo desnudo y lacerado.


1 comentario:

  1. ¡Magníficamente vestido! Enhorabuena al vestidor Ígor Freijoo,como siempre una maravilla ver Nuestro Padre Jesús de la Sentencia.
    José María S.

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