Juan Ferrándiz, es considerado el artista más importante de la intrahistoria española del siglo XX, ya que no sólo revolucionó la iconografía de la Navidad, sino el imaginario colectivo de todo un país.
A mediados del siglo pasado se generalizó en Navidad la costumbre de enviar por correo postal tarjetas de felicitación. Poco después dichas tarjetas pasaron a llamarse vulgarmente crismas…versión españolizada y abreviada del christmas card.
En la mayoría de los hogares los christmas formaban parte de la decoración navideña y su recepción y envío pasaron a formar parte de los ritos navideños. En muchos casos era la única toma de contacto anual entre parientes y amigos de localidades distantes.
Las aportaciones de Ferrándiz a la temática navideña
El tema de las tarjetas en un principio eran reproducciones de cuadros clásicos de tema navideño. Tenían carácter solemne y regio... Pero en 1952, Ferrándiz, un ilustrador nacido en Barcelona, revolucionó por completo este ámbito introduciendo unas escenas protagonizadas por unos personajes desproporcionadamente cabezones de ojos diminutos, achinados y muy separados, narices casi anecdóticas y rostros mofletudos acompañados de un amplio espectro de animales de rostros expresivos y humanizados que empatizaron rápidamente con el público de todas las edades. Su éxito fue tal que podría decirse que Ferrándiz fue el principal artífice del gran revulsivo que popularizó hasta lo inimaginable esta costumbre de los "christmas", ya que logró la identificación e implicación de toda la familia y se convirtió en un hito icónico que acompañaría durante décadas la celebración de las fiestas.
Pocos entonces sabían el nombre de este artista, aunque firmaba todas sus tarjetas en mayúsculas, pero puede afirmarse con rotundidad que nadie que fuera niño y no tan niño en estas décadas pudo olvidar este universo de imágenes y escenas beatíficas que quedaron grabadas en del imaginario colectivo de las navidades de antaño para no irse jamás, siendo parte inherente de los recuerdos navideños de un siglo, de una manera silenciosa e inconsciente… pero asombrosamente nítida en la memoria. Copiado hasta la saciedad, su éxito pronto traspasó al mundo de los recordatorios de comunión, la juguetería y la papelería.
El sino de los tiempos acabaría con esa costumbre de las tarjetas navideñas que parecía tan nuestro que jamás desaparecería. En los 90 aparecieron nuevas modas. Las tarjetas solidarias de UNICEF, la laicización de la sociedad, el abaratamiento de las conferencias telefónicas y por último el móvil e internet lo que le dio la puntilla. Revisar esta costumbre ha entrado en el campo de la etnografía.
Ferrándiz fue sin duda el artista más importante de la intrahistoria española del siglo XX porque logró que durante décadas generaciones de niños personalizaran con sus imágenes el espíritu de la Navidad. Y hoy que cada vez con más intensidad los psiquiatras subrayan la importancia de las vivencias y el imaginario de la infancia en el corpus mental y vital de las personas, cobra más importancia la aportación de Ferrándiz. La infancia es la patria del hombre, como recordaban Rilke o Baudelaire.
El 20 de diciembre de 2016, en la mítica ciudad de Sevilla, la Doctora en Historia y Profesora de la Escuela de Arte, Dª. María Fidalgo Casares, pronunció la conferencia sobre este artista español titulada "Ferrándiz en la intrahistoria de la Navidad del siglo XX".
Hay que recordar que son muchas las voces que opinan que Juan Ferrándiz fue relegado como artista a un segundo plano e incluso hasta olvidado de los manuales de Historia del Arte en España, por la temática religiosa de una gran parte de sus ilustraciones.
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