La Antigua, Real e Ilustre Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Descendido de la Cruz en el Misterio de su Sagrada Mortaja y María Santísima de la Piedad de Sevilla, lleva en su cortejo procesional, delante del único paso con el que realiza su Estación de Penitencia, 18 ácolitos con ciriales. Además de éstos, tampoco podemos olvidar una figura muy característica de esta Hermandad y Cofradía sevillana, el Muñidor, quien es el encargado de abrir el cortejo procesional.
Acólitos de la Sagrada Mortaja de Sevilla |
En 1765 en un acta de Cabildo de esta Hermandad sevillana se hace mención a los dieciocho ciriales, citándose su uso como muy antiguo. Unos años después, el 10 de enero de 1793 el Consejo de Castilla aprobó las nuevas Reglas de la Hermandad en las que se prescribe la salida de los dieciocho ciriales el Viernes Santo, así como la salida del Paso alegórico del Sol Eclipsado, adoptándose el título de "Nuestro Padre Jesús Descendido de la Cruz" en lugar de "Sagrada Mortaja de Nuestro Señor Jesucristo".
Hermandad de la Sagrada Mortaja - Semana Santa 2009
(Video: Rincón de Sevilla)
Tradicionalmente se dice que los 18 acólitos con ciriales representan a las personas que estuvieron relacionadas con Cristo y con su sepelio, aunque hay autores que proponen otras teorías para este número, como que tras la reconquista de la ciudad, en un principio hubo 18 oficios o escribanías en la Sevilla cristiana, que pasaron luego a ser 24.
Paso de Misterio de la Hermandad de la Sagrada Mortaja de Sevilla (Fotografía: J. Bandera) |
La imagen de Nuestro Padre Jesús Descendido de la Cruz es obra de Cristóbal Pérez (1677), la de María Santísima de la Piedad es talla anónima de fines del XVII, atribuida a la producción de Pedro Roldán o de su hija Luisa la Roldana. El resto del misterio data de fechas similares y en él intervino el taller del Maestro Pedro Roldán; visten las imágenes secundarias ropajes con bordados diseñados a comienzos del siglo XX por Juan Manuel Rodríguez Ojeda. El Misterio representa el momento en que Jesús muerto en el regazo de su Madre, es amortajado por las Tres Marías, que portan el sudario, presenciando la escena San Juan y los Santos Varones José de Arimatea y Nicodemus (Jn 19,38-40; Lc 23,50-56; Mc 15,42-47; Mt 27, 57-61).
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