Aquella Semana Santa de 1976, el Cristo del Soberano Poder ante Caifás regresó, en loor de multitudes, a su Parroquia de San Gonzalo, tras no poder realizar su corporación la Estación de Penitencia en la tarde del Lunes Santo, debido a la lluvia. El paso se refugió en la Iglesia de la O, y desde allí partió la mañana del Jueves Santo hasta su sede canónica. Al frente de la cuadrilla de Costaleros, iba Juan Vizcaya Vargas, quien nunca pudo llegar a la Campana, ni hacer Estación de Penitencia en la Santa Iglesia Catedral al frente de la Cuadrilla del Soberano.
Jueves Santo de 1976 San Gonzalo sale de Parroquia de la O
Mecánico en las instalaciones portuarias de Sevilla, Juan Vizcaya Vargas dejó un recuerdo imborrable en la Hermandad de San Gonzalo, de la que fue fervoroso hermano y capataz de la entonces joven cuadrilla de hermanos costaleros de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás, en donde fue su ayudante y sucesor Manuel Garduño. Y es que la importancia de la cuadrilla que comandara Juan Vizcaya es tal, que fue la pionera en la forma de andar de los pasos tan característica de Triana, que suelen denominar algunos como "Trianear" o "Trianeando".
San Gonzalo entrando en La Campana en el año 2006
con la marcha Requiem (Video: manu3189)
Uno de los momentos más especiales y emotivos para la cuadrilla de San Gonzalo, era cuando el paso de Soberano Poder ante Caifás estaba preparado para realizar su estación de penitencia, y la madre de Juan Vizcaya, Modesta Vargas, se acercaba a Manuel Garduño y dándole dos besos le entregaba dos claveles rojos y le decía - "Estas son las manos de mi hijo" - siendo las flores depositadas junto al llamador.
Juan Vizcaya, fila superior en el centro, con su cuadrilla. (Fotografía: El Amor del Costal) |
Juan Vizcaya Vargas era nieto de Modesto, quien se jugó el tipo sacando
a la "La Valiente", porque La Estrella fue la única cofradía sevillana en
procesionar durante la Semana Santa del convulso año de 1932, y su hijo, Manuel Vizcaya López, es capataz
del Señor de las Penas, titular también de la Hermandad de la Estrella de
Triana.
En una entrevista para El Correo de Andalucía, Manuel Vizcaya López hablando sobre su padre comentaba: "...fue el iniciador de los hermanos costaleros en Triana, con los que empezó a ensayar en el año 74 o 75. En el 76 sacó el paso del Cristo del Soberano Poder, pero les pilló la lluvia en la calle y a la altura de San Jacinto se tuvieron que refugiar en la parroquia de la O. Volvieron a San Gonzalo por la mañana y fue muy emocionante, lo acompañó toda Triana".
Miembros de la A. M. San Salvador interpretando Requiem en el II Pregón del Costalero, en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo, con Bienvenido Puelles como pregonero. |
En una entrevista para El Correo de Andalucía, Manuel Vizcaya López hablando sobre su padre comentaba: "...fue el iniciador de los hermanos costaleros en Triana, con los que empezó a ensayar en el año 74 o 75. En el 76 sacó el paso del Cristo del Soberano Poder, pero les pilló la lluvia en la calle y a la altura de San Jacinto se tuvieron que refugiar en la parroquia de la O. Volvieron a San Gonzalo por la mañana y fue muy emocionante, lo acompañó toda Triana".
La marcha "Requiem" fue grabada en estudio por la Banda de Cornetas y Tambores de las Cigarreras y publicada en 1986, en el trabajo discográfico "Marchas Procesionales", con motivo del X aniversario de la muerte de Juan Vizcaya se ha convertido en un clásico para el estilo de cornetas y tambores, como lo es Cristo del Amor o Soleá de Alberto Escámez, formando parte del repertorio de un gran número de bandas de cornetas y tambores.
Con "Requiem" se inició una nueva senda compositiva, aunque posea un corte clásico y solemne, convirtiéndose en un punto de inflexión dentro del mundo de la corneta, y de su autor, Bienvenido Puelles Oliver. Tras ella vendrían composiciones como "Macarena", "Un Cielo para mi Virgen", "¡Y Tú Estrella!" o "Noche de Lunes Santo"... consagrando, en la historia de la música procesional, tanto a su autor como a la banda que las estrenaba, la de "Las Cigarreras".
Con "Requiem" se inició una nueva senda compositiva, aunque posea un corte clásico y solemne, convirtiéndose en un punto de inflexión dentro del mundo de la corneta, y de su autor, Bienvenido Puelles Oliver. Tras ella vendrían composiciones como "Macarena", "Un Cielo para mi Virgen", "¡Y Tú Estrella!" o "Noche de Lunes Santo"... consagrando, en la historia de la música procesional, tanto a su autor como a la banda que las estrenaba, la de "Las Cigarreras".
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