Texto de Jorge Moreno
El verano pasado me embarqué en el proyecto más hermoso en el que he tenido oportunidad de participar, pero también en el más doloroso.
Me enteré de que se estaba organizando la realización de un libro para recaudar fondos para ayudar a Almudena, una niña asturiana de 13 años, que tenía leucemia y necesitaba someterse a un tratamiento muy costoso. Buscaban escritores e ilustradores y no dudé en apuntarme sin mirar.
Digo sin mirar, porque fue tal cual, me apunté sabiendo únicamente que tendría que escribir. Cuando me puse a ello y leí las condiciones me asusté al descubrir que se trataba de escribir un cuento para niños de 10 a 15 años y si habéis leído mis relatos sabréis que distan mucho de ese público objetivo.
Me lo planteé como un reto, vi fotos de Almudena, de todos los actos que se realizaban con el mismo fin y me puse manos a la obra, intentando imaginar qué cuento le gustaría leer a ella. En todas las fotografía que vi descubrí un pequeño detalle diferenciador entre las de antes de su enfermedad y las posteriores: En las que estaba enferma siempre sonreía.
De todo ello salió un cuento, “Parhelio”, que se ha incluido en el libro Viajes en papel. Desgraciadamente nunca veremos la sonrisa de Almudena al leerlo. En agosto recibí la terrible noticia de que su cuerpo no había resistido más.
A pesar de todo, sus padres, sus amigos y los organizadores de todos los proyectos, decidieron que siguieran en marcha para que el dinero recaudado pudiera servir de ayuda a otros niños enfermos, entregándolo a la Fundación Aladina, una entidad sin ánimo de lucro creada en 2005 con el objetivo de ayudar a niños y adolescentes enfermos de cáncer y a sus familias, proporcionándoles apoyo integral: material, psicológico y emocional.
A principios de diciembre se pone a la venta Viajes en papel a un precio de 12€ y todo el dinero recaudado se entregará a la Fundación.
A menudo vemos el sufrimiento y la injusticia y sentimos impotencia. Nos gustaría poder solucionarlo, pero no sentimos inútiles, pero no es cierto. Siempre hay algo que se puede hacer. No podemos curarles, pero si podemos colaborar de alguna manera. A lo mejor es escribiendo un cuento, dibujando una ilustración, organizando el proyecto, maquetando un libro, imprimiéndolo gratuitamente, ofreciendo una librería para venderlo o comprándolo por 12 €. A veces nada de eso está a nuestro alcance, pero siempre podemos colaborar de alguna manera, es tan fácil como reenviarlo, difundirlo o hablar de ello.
Todo esto no lo hacemos a cambio de nada, lo hacemos por egoísmo, por nosotros mismos, por la satisfacción que nos produce que, al igual que Almudena, otros niños enfermos puedan seguir sonriendo.
Artículo procedente del blog de Jorge Moreno:
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