A continuación reproducimos un artículo publicado en Pasión del Sur en el que se cuenta la hazaña en la que D. Francisco Sánchez, ayudado por D. Antonio Cerrillo consiguieron salvar la cabeza de la imagen titular mariana de la malagueña Pontificia y Real Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza. Gracias a esta acción se consiguió salvar el bello rostro de la Esperanza de Málaga, gracias a ellos parte de la historia cofradiera de España jamás se perdió a causa de la barbarie, y lo que es más importante, gracias a su valentía miles de devotos siguen hoy dirigiendo sus oraciones a Santa María, bajo la advocación de la Esperanza, mediadora entre Cristo y la humanidad.
"Solo tenía 16 años aquel día de mayo de 1931 en que la parroquia de Santo Domingo fue pasto de la destrucción. Francisco Sánchez Segarra estaba haciendo historia sin darse cuenta de ello. Hasta su casa del pasillo de Guimbarda llegaba el rumor de la algarabía. Francisco, una vez conseguida la autorización paterna para salir de su domicilio, se dirigió a la iglesia. El panorama que se encontró en el templo fue dantesco. Pero, he aquí que de pronto, sus juveniles ojos se tropezaron con una bella cabeza que estaba tirada por el suelo. Era la Virgen de la Esperanza. El muchacho no se lo pensó dos veces: cogió la imagen y la envolvió presurosamente con unas mantas. Al darse cuenta de que no podía salir a la calle, empezó a temer que alguien lo viera con la Virgen y se la quitara con la intención de quemarla o romperla. Entonces, se le ocurrió esconder la Esperanza en una droguería que había en el mismo recinto de la iglesia. Así fue. La cabeza de María Santísima de la Esperanza fue depositada en unas cajas de jabón. En la tarea de resguardar tan preciado tesoro Francisco Sánchez fue ayudado por Antonio Cerrillo (por desgracia, ambos ya han fallecido).
Como la situación en Málaga en esos primeros meses del advenimiento de la II República era muy inestable y había un creciente sentimiento antirreligioso, Francisco decidió que la forma más segura de que la imagen no sufriese ningún peligro era no decir dónde la había escondido.
Las semanas fueron transcurriendo sin que nadie supiese el paradero de la Virgen, lo que inquietaba cada vez más a los archicofrades, que ya daban por perdida para siempre a su venerada imagen. Habían pasado tres meses desde la quema de conventos e iglesias cuando Francisco oyó una conversación en la droguería en la que trabajaba. La charla la mantenían el dueño del establecimiento, Ramón García de las Peñas, y el propietario de Félix Sáenz, Julio Gancedo, Francisco le comentó a su patrón que él sabía dónde estaba la Virgen. García de las Peñas, tras oír la noticia, llamó en seguida al dueño de Félix Sáenz y le comentó lo que su empleado le había dicho. Rápidamente, los tres se dirigieron al almacén de Santo Domingo y allí … estaba la sagrada imagen".
Pese al gran hecho aquí narrado, en 1931 esta archicofradía malagueña perdió a la otra imagen titular, el Nazareno del Paso, y gran parte de su patrimonio, además de quedar la imagen mariana muy dañada, siendo tan sólo salvada su cabeza del terrible incendio de la Iglesia de Santo Domingo. La Virgen de la Esperanza fue restaurada, pero los sucesos de 1931 sólo eran el preámbulo de lo que iba a suceder años después en España, por lo que de nuevo esta sagrada imagen volvió a sufrir daños en la Guerra Civil (1936-1939).
La bella María Santísima de la Esperanza es obra anónima del siglo XVIII, aunque atribuída D. Pedro de Mena (1628-1688). Debido a los terribles sucesos que padeció, ha sufrido dos profundas restauraciones, una de D. Adrían Risueño, después de la Guerra Civil, y otra en 1969, debida a D. Luis Álvarez Duarte, quien además le talló un nuevo juego de manos. En 2009 de nuevo el gran escultor hispalense volvió a intervenir la imagen. Tanto a Ella como al Nazareno del Paso, obra de D. Mariano Benlliure, los podemos contemplar en su Basílica situada en el popular barrio malagueño de El Perchel.
monumental belleza de la esperanza perchelera
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