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lunes, 6 de abril de 2015

Prensa: ¡Al cielo, Estudiantes!


Alberto Reigada
Párroco de San Francisco Javier de la Tenderina




El domingo procesionó el Cristo de la Misericordia; no es una obra de arte, pero hay mucho arte en ese Dios entregado en la cruz. Lo sacaron los costaleros de los Estudiantes, con un estilo propio, que no es mejor o peor que otros. No es cuestión de competir, ni de compararse con otras cofradías; lo más importantes es que lo saquemos sabiendo a quién llevamos encima, y por quién hacemos todo nuestro esfuerzo. Y sacamos para que en Él, como en un espejo, se vean todos los inocentes que sufren. Esa manera atrae a muchos alejados de la Iglesia. De mi inicial escepticismo tuve que reconocer los hechos: esta cofradía conquista a jóvenes que vuelven a vivir su fe. Estoy gratamente sorprendido de los milagros que brotan de ese pecho abierto y de esas manos clavadas. Personas que regresan, participan de la eucaristía, reciben los sacramentos, salen de sus adicciones y anuncian con valentía a sus compañeros de trabajo esa misericordia que ellos han vivido. Son testigos de la "Alegría del Evangelio". La subida de la cuesta de la Vega a paso "ligero" es el momento más espectacular. Toda la ciudad de Oviedo se volcó. Los aplausos y los gritos manifestaron como la pasión conmueve.

Pero los costaleros siempre dicen que lo importante no son ellos, sino el que va arriba del trono. Que no os llene de soberbia y valorad a los demás más que a vosotros mismos. Evitad los chismes, que tanto daño hacen a la Iglesia, como nos acaba de predicar en la Misa Crismal nuestro arzobispo. Y esta "Madrugá" volveréis a salir. Sacaréis la imagen de Jesús injustamente sentenciado. Le acompañaréis en el momento más duro de su vida: Judas le vende con un beso, Pedro le niega tres veces, todos los discípulos huyen. Luego vienen esos tres injustos jueces: Caifás aplicó el principio criticado por el Papa -"siempre se hizo así"-, y quedó enredado en la intransigencia, víctima de las leyes. Herodes, hombre superficial, al que Jesús ni contesta. Pilatos no es necio, ni frívolo, es consciente de lo que se está jugando y opta por lo que conviene. Se lava las manos y renuncia a la justicia y a su conciencia. Son tentaciones y pecados tan nuestros que la "Madrugá" llevará por las calles donde tantos jóvenes arañan horas a la noche bebiendo lo que no calma su sed.

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