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domingo, 5 de abril de 2015

Prensa: "Mira, Marta, son los pies de Alejandro"


La Hermandad de los Estudiantes cautiva a la multitud durante las 4 horas y 14 minutos que duró su procesión de la "Madrugá"

El paso del Jesús de la Sentencia, en el arco del Ayuntamiento . J. M.


05.04.2015 

Javier Morán. - Mira, Marta, ésos son los pies de Alejandro. Alejandro García Fernández, el Chato, es uno de los cuarenta costaleros de Los Estudiantes que portan el paso de Jesús de la Sentencia en la procesión de la "Madrugá", que arranca a las doce de la noche del Viernes Santo del edificio histórico de la Universidad. Quien señala a su hija Marta que aquellos son los pies de su tío es Pamela García, hermana del Chato. Junto a ellas, la madre del costalero, María de los Ángeles, sigue los pasos de su hijo, "con mucho orgullo". El paso consta de una canasta neobarroca sobre la que se disponen seis figuras: el Jesús sentencia, el lector su condena, el soldado romano con el rostro de Gabino de Lorenzo, el sumo sacerdote, Poncio Pilato y su esposa Claudia Prócula.


El conjunto pesa 1800 kilos, el peso de la fe que recae sobre la séptima vertebra cervical de cada costalero, a razón de 45 kilos cada uno. Bajo los faldones del paso sólo se ven los pies, pero si uno se acerca escucha también el "racheado", esa forma peculiar de andar de los costaleros, que consiste en arrastrar los talones porque se caminaran normalmente -levantando los pies-, notarían a cada paso que esos 45 kilos percuten en sus espalda como un martillo. El paso ha salido con los costaleros llevándolo de rodillas, para poder librar la altura del dintel. El capataz del paso, Iván Rodríguez Zapico -también costalero de la Hermandad de la Misión, de Sevilla-, dirige los movimientos con precisión.. Librado el portón, llega el momento de la primera "levantá", ya en la calla de San Francisco y Zapico la dedica a todos los cristianos asesinados por su fe en zonas como Oriente Medio.

La maniobra de cada "levantá" requiere tiento. Zapico da un golpe de martillo y exclama "¡Marbella!", apodo de José Carlos Rodríguez, que opera como "costalero patero de atrás". Marbella que todos los costaleros están colocados, es decir que las "trabajaderas", ocho vigas transversales de madera- están pegadas a las séptimas vértebras cervicales de todos ellos. El capataz exclama: "¡Al cielo con el Rey de reyes!". Da tres golpes de martillo y los cuarenta penitentes se levantan al mismo tiempo. Una enorme ovación celebra cada una de las "levantadas".

La multitud les sigue a la plaza de la Constitución, donde es leída la sentencia condenatoria de Jesús desde un balcón del Ayuntamiento. Llega el momento de pasar bajo el arco de las Casas Consistoriales, otro de los momentos más difíciles y también ejecutado de rodillas. Los auxiliares del paso retiran la corona de Jesús y el casco de plumas del soldado Gabino. Zapico, ovetense de madre sevillana, da un golpe de martillo: "¡Costaleros, pierna derecha atrás!". Y otro golpe: "¡Rodilla derecha abajo!". A continuación, lo mismo con la pierna izquierda. Ya están de rodillas y avanzan bajo el arco, largo como un pequeño túnel. Después de otra "levantá", "Aquí levanta hasta el Alcade", anima el capataz.

De Trascorrales a Mon, el estrecho callejón de Folgueras deja sólo un par de centímetros a cada lado del paso y el "revirado" hacia Mon, en cuesta, también produce tensión, pero prosiguen las ovaciones. En el Tránsito de Santa Bárbara, nuevo avance de rodillas bajo el arco. "A partir de ahí los costaleros estaban bastante cansados", comenta Zapico.

Varios cientos de personas continúan junto al paso. Se mezclan con la Cruz de Guía, que va las cabeza, con los nazarenos, con las damas de mantilla, con la agrupación musical San Salvador. Incluso se acercan a los respiraderos del paso, los tocan y se santiguan. "Lo que queremos es que la gente esté al lado del paso, cercana", alaba Iván Zapico.

A la altura de la calle Jovellanos Marta observa los pies de su tío, el Chato, y, junto a su prima Carla, comenta: "Yo creo que ahora está mejor, porque les han dado agua". Y en la siguiente "levantá" grita: ¿Venga campeones, venga valientes!". Volver al edificio de la Universidad significa una nueva maniobra de rodillas. Pero antes, el capataz pide una "última levantá al cielo por todas las caras conocidas de esta procesión" Más de 200 personas han acompañado a Los Estudiantes hasta el final. A las cuatro horas y 13 minutos de la "Madrugá" el paso de Jesús de Sentencia toma tierra en el portalón de la Universidad. Última ovación y abrazos. Los procesionantes rezan un Padrenuestro y un Ave María en la capilla de la Universidad. Alguien dice: "La estación penitencia ha concluído; nazarenos descubríos".





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