FRANCISCO CORREAL, 1 Abril, 2017.
De Ferrol a Irún hay un tren, el Transcantábrico, y una sola cuadrilla de costaleros, la de la Hermandad de los Estudiantes de Oviedo, que el próximo 18 de diciembre, día de la Esperanza, cumplirá su décimo aniversario. "Los asturianos somos los andaluces del norte", dice Iván Rodríguez Zapico, uno de los novecientos hermanos de esta insólita cofradía que lleva el mismo nombre que la que cada Martes Santo en Sevilla saca al Cristo de la Buena Muerte de Juan de Mesa.
No era empeño fácil en la Vetusta de Clarín. "Las demás cofradías no nos ven con buenos ojos, porque allí se lleva el estilo castellano, de León. Y nosotros pensamos que para hacer carnaval hay que ir a Cádiz y para la Semana Santa la meca, con perdón, es Sevilla". Algunos de esos hermanos bajaron a Sevilla a un congreso de Capataces y Costaleros y predican con el ejemplo. Iván, maestro y criminólogo adscrito al Cuerpo Nacional de Policía, vino a Sevilla la semana pasada con otros amigos para salir de costaleros el Viernes de Dolores con la Misión de Heliópolis.
Las fotos que ilustran este reportaje lo dicen todo. Costaleros a la usanza sevillana en la plaza Porlier de Oviedo. Al fondo, la imponente Catedral. En un rincón de la imagen, la estatua de Eduardo Úrculo popularmente conocida como El viajero, un personaje con maleta y paraguas que se ha incorporado al imaginario colectivo ovetense como la estatua de la Regenta o la de Woody Allen. Han conocido las escuelas de los capataces Santiago, Luis León o Alejandro Ollero.
El germen de la hermandad fue una agrupación musical que ha cumplido quince años de historia. Se llama de los Estudiantes porque está muy unida a la Universidad de Oviedo, sobre todo a su tuna universitaria. Hay policías, guardias civiles, abogados y también forman parte de ella algunos andaluces que trabajan en Asturias. A través del fotógrafo sevillano Paco Macías, intentaron que Antonio Burgos pregonara su Semana Santa, pero con suma corrección el periodista sevillano les hizo saber que se había cortado la coleta de pregonero cuando dio en 2008 el de Sevilla. Recurrieron al jerezano Álvaro Ojeda, que subió al atril en la iglesia del barrio de la Tenderina.
No quieren gaitas en sus marchas procesionales. "Estamos de gaitas hasta las narices", dice uno de los hermanos. "Nos gustan las marchas al estilo sevillano de Eritaña". Se consideran como Asterix, rodeados de un imperio astur-leonés al que le ha salido una heterodoxia sevillana. Tienen tres procesiones: Domingo de Ramos, Lunes Santo para el traslado y la Madrugada. Este año por primera vez la va a retransmitir la televisión del Principado "y no saben lo que es una revirá".
Confían en que algún día, por estricto paisanaje, el rey Felipe VI, asturiano consorte y príncipe de Asturias, y la reina Letizia, les honren con algún detalle. Han organizado en Oviedo las primeras jornadas de música cofrade a las que han concurrido representantes de agrupaciones andaluzas. Este año estrenan un centurión en el misterio de la Sentencia y el esclavo que le sujeta la jofaina a Pilatos.
El costal y la música son del sur y también los oficios que le dan fuerza y verdad a las imágenes. Han contado con un imaginero de Torredonjimeno, José Miguel Tirado; un dorador de Ayamonte, Manuel Rodríguez. El artista sevillano Fernando Aguado les ha realizado algún trabajo y cuentan con orfebres de Triana.
Hay un curioso precedente. Un camión de sidra El Gaitero recorrió España entera desde Villaviciosa (Asturias) hasta Sevilla para recoger en la Alameda el misterio de la Oración en el Huerto que encargaron al imaginero Manuel Ramos Corona. En su templo de destino, lo bendijo el arzobispo de Oviedo. No son pocos los nexos entre Asturias y Sevilla. En la calle Lagar se pueden degustar los moscovitas de Oviedo, obra de arte de la pastelería asturiana; el himno de Riego se proclamó en Las Cabezas de San Juan; con 16 años viajó desde Asturias a Sevilla Marcelo Campanal para ser acogido por su tío Guillermo, uno de los integrantes de la delantera stuka. El sobrino, que a sus 85 años vive en Avilés, triunfó en el Sevilla, jugó en la selección y como atleta destacó en los cien metros lisos, el triple salto y el salto de altura.
La Hermandad de los Estudiantes de Oviedo puso fin a un parón de cuarenta años de la Semana Santa en su ciudad. La semilla no deja de crecer y ofrecer una estampa insólita en una ciudad donde hasta las estatuas llevan paraguas. Eduardo Úrculo, el autor del viajero de la plaza catedralicia, se prodigó por Sevilla en los tiempos de la Menéndez y hay alguna foto suya en el bar de las Teresas del barrio de Santa Cruz.
En el corazón de Oviedo, junto a la catedral de San Salvador, la semana pasada los costaleros de los Estudiantes hicieron el último ensayo. Al Oviedo y a los dos equipos de Sevilla los entrenó Luis Aragonés, que un año después de que surgiera esta hermandad consiguió para España su segunda Eurocopa.
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