El paso de la Hermandad de los Estudiantes llenó ayer las calles de Oviedo durante su largo procesionar
Ángel Fidalgo 10.04.2017
La procesión del Cristo de la Misericordia, de la Hermandad de los Estudiantes, tuvo ayer tal vez el mejor día desde que salió por primera vez a costal por las calles de Oviedo. Sólo dos datos. Antes de salir de la iglesia de San Francisco Javier de la Tenderina, a las cinco de la tarde, la avenida de Torrelavega y la cuesta de la Vega estaban llenas de personas que esperaban para ver el singular paso de Semana Santa.
La puesta en escena fue espectacular. El Cristo fue sacado del interior de la iglesia por legionarios sujetando la cruz con los brazos en alto, mientras la Agrupación Musical de San Salvador daba las primeras notas de "El novio de la muerte", que fue coreada por cientos de los asistentes. Enfrente, por primera vez en la avenida de Torrelavega, el paso con la nueva imagen del centurión Longinos, esperaba para que el Cristo fuera clavado en la cruz.
Pero lo mejor quedaba aún por llegar: la subida de la cuesta de la Vega con el paso que pesa 1.200 kilos, a costal y a paso de legionario, o lo que es lo mismo, a 140 pasos por minuto. El ritmo, la música, los aplausos y vítores de los asistentes ayudaron a los sufridos costaleros a superar esta dura prueba.
Al llegar arriba, sorpresa. Los costaleros, tras un breve descanso, empiezan a poner el paso mirando hacia el convento benedictino de San Pelayo acompañados de las notas de la Agrupación Musical, y comenzaron con rítmico movimiento a saludar y homenajear a las monjas de clausura. Las Pelayas, casi toda la comunidad, habían salido hasta la entrada del cenobio como señal de agradecimiento y para darles la bienvenida. Fue entonces cuando el párroco de San Francisco Javier y director espiritual de la Hermandad de los Estudiantes, Alberto Reigada, subió las escaleras del monasterio y entregó a la madre abadesa, Rosario del Camino, un ramo de flores. Un gesto que la comunidad benedictina agradeció con aplausos.
Después, tras recorrer las calles del centro de la ciudad, la Hermandad de los Estudiantes honró también a la Virgen de la Esperanza, en la capilla de la Balesquida, igual que después hizo con las religiosas de María Inmaculada y de San Vicente de Paúl. Minutos después, tras el saludo en la iglesia de la Corte, regresaron a su sede canónica.
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